La investigación publicada en International Journal of Low Radiation, encabezada por científicos de varias universidades, refiere que el ácido cafeico, el ácido rosmarínico y el ácido cinámico que se encuentran de forma natural en diferentes plantas, tienen un efecto protector contra la radiación.
Los resultados mostraron que el tratamiento con ácido cafeico, ácido rosmarínico y ácido cinámico (potentes antioxidantes y anti inflamatorios) protegen a las células del la piel un 40, 20 y 15% respectivamente, de la toxicidad de rayos gamma.
Dicho efecto se debería a que dichos compuestos no sólo neutralizan o desactivan las especies reactivas de oxígeno, también mejorarían el mecanismo de reparación del ADN del cuerpo.
Actualmente, el equipo de científicos encabezado por Faruck Lukmanul Hakkim de la Universidad de Nizwa, Oman y Nagasaki en Japón, está trabajando para investigar el potencial clínico de las mezclas de los tres compuestos.
Entre las plantas que lo contienen ácido cafeico se encuentran además del café, propoleo, té verde y salvado de trigo. También en alimentos como: el apio, la naranja, el higo, la lechuga, el limón y la calabaza. Fuentes de ácido rosmarínico son el bálsamo de limón, romero, orégano, salvia, tomillo y menta.
Más sobre la radioterapia
El Instituto Nacional del Cáncer explica que en la radioterapia utiliza rayos X de alta potencia, partículas o semillas radiactivas para destruir las células cancerígenas. Se usa para combatir muchos tipos de cáncer. Dado que la radiación es más dañina para las células que se reproducen rápidamente, causa más daño a las células cancerosas que a las células normales. Esto impide que las células cancerosas crezcan y se dividan, y lleva a que se presente muerte celular.
Sin embargo, la radioterapia también puede dañar o destruir las células sanas y puede conducir a diferentes efectos secundarios. Estos efectos dependen de la dosis de la radiación y de la frecuencia con que se realice la terapia. La radiación de haz externo puede causar cambios en la piel, tales como pérdida del cabello, ardor o enrojecimiento de la piel, adelgazamiento del tejido cutáneo o incluso el desprendimiento de la capa externa de la piel.
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