A partir del 1 de enero de 2014, cuando la Ley del Cuidado de la Salud entre en plena vigencia, tener un seguro médico será obligatorio en Estados Unidos, para la mayoría de la población.
La ley, también conocida como ‘Obamacare’ establece que todo individuo deberá tener algún tipo de cobertura de salud, ya sea provisto por un empleador, comprado de manera particular u otorgado por el Estado a través del Medicaid o del Medicare. Aquellas personas sin seguro médico serán multadas por un monto establecido según el porcentaje del ingreso familiar o individual.
Como siempre, claro que hay excepciones a la regla. Las personas indocumentadas, las que están encarceladas, los miembros de tribus, o individuos cuya religión no les permite recibir cuidados de salud, estarán exentos del pago de la multa. De igual manera, aquellas personas que por sus bajos ingresos no puedan afrontar el pago de la multa, serán liberados de esta penalidad. Por supuesto, que el gobierno requiere que se demuestre debidamente la imposibilidad de pagar la multa.
Si la obligatoriedad de la ley no es suficiente para convencerse de la importancia de tener un seguro médico, hay que pensar en las consecuencias económicas que acarrea una enfermedad, una cirugía inesperada y urgente o un accidente. Para una persona saludable, un seguro puede parecer un gasto innecesario de recursos, pero hasta un accidente leve es capaz de dejarte en quiebra. No hay manera de prever una crisis de salud.
Según datos del Departamento de Salud del gobierno, el costo promedio de una hospitalización de tres días es de $30,000 y el tratamiento por una pierna quebrada puede costar hasta $7,500. Gastos de esta índole pueden dejar muy endeudada a una familia o a un individuo.
Si consideramos los datos estadísticos de la Encuesta de Población 2011, que indica que el 30.7% de la población hispana en Estados Unidos no tiene ningún tipo de seguro médico, la comunidad latina se expone constantemente a un desastre financiero por una crisis médica.
Quizás pienses en un seguro médico como un gasto y no como una inversión a futuro. Es cierto que la mayoría de los seguros médicos exigen pagar una prima, un deducible mensual y un copago por los servicios recibidos; pero estos gastos no se comparan a lo que costaría una visita al hospital.
El caso de Julia y su hijo
"Sin la ayuda de Medicaid el hospital me habría cobrado $250,000 sólo de depósito, ya ni se diga lo que me habría costado la cirugía que recibió mi hijo", dijo Julia Rentería.
Su hijo Juan nació con un defecto arterial (en las venas) que le habría podido costar su vida. Con apenas seis años de edad, Juan ya ha recibido 28 cirugías para tratar su enfermedad.
Afortunadamente, Julia había inscrito a su hijo en el programa de seguro de salud del gobierno, Medicaid, pero muchas personas no visitan un médico hasta que el problema se convierte en emergencia.
“Más vale prevenir...”
No existe una bolita mágica que prediga el futuro, por ello, lo más recomendable es protegerse con una cobertura de seguro médico. Aunque te sientas invencible ahora, los problemas de salud se agudizan con la edad y muchos de estos se pueden evitar con tratamientos de prevención en la juventud. Y si ya tienes tu buena pila de años, la nueva Ley de Cuidado de Salud establece un número de exámenes y actividades preventivas que serán completamente gratuitas para el asegurado. Esto te ayudará a ahorrar en los gastos médicos en un futuro lejano o cercano.
También ten en cuenta que si llegas a tener un problema de salud grave, puedes gastar una pequeña fortuna en servicios y dejas de ganar ingresos al no poder trabajar.
Si tienes niños pequeños, no te puedes dar el lujo de arriesgarte. Quieres poder darles la atención que se merecen sin consumir todos tus ahorros.