El asma afecta a personas de todas las edades, pero por lo general comienza en la infancia. En los Estados Unidos hay más de 25 millones de personas con asma comprobada y cerca de 7 millones son niños, según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de los Estados Unidos (NHLBI, por sus siglas en inglés).
Entre los niños, hay más varones que niñas con asma. Pero después de los 15 años de edad, más mujeres que hombres padecen de asma. Hasta el momento no se sabía con certeza si el sexo o las hormonas sexuales intervenían en las causas del asma, pero una reciente investigación del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt puso el foco sobre la testosterona.
Los investigadores señalan que esta hormona masculina puede disminuir el asma causado por la inhalación de polen, polvo u otros alérgenos transportados por el aire. Eso explicaría, en parte, por qué más mujeres padecen de asma en comparación con los hombres. Los hallazgos, publicados en la revista Cell Reports, podrían conducir a nuevas formas de tratar esta enfermedad respiratoria crónica.
De acuerdo con los investigadores, la testosterona actúa sobre un grupo de células inmunitarias que son parte de la primera línea de defensa del cuerpo. Se cree que estas células activan la inflamación de los pulmones, lo que hace que las vías respiratorias se estrechen durante un ataque de asma. En ratones expuestos a un alérgeno, la testosterona redujo esta respuesta inflamatoria.
Diferencias de género
Para descubrir los posibles mecanismos detrás de las diferencias de género, el equipo de investigadores se centró en un tipo de glóbulos blancos, conocidos como células ILC2, que se originan en la médula ósea y se "siembran" en tejidos particulares del cuerpo, incluidos los pulmones.
Cuando un alérgeno ingresa a los pulmones, las células que recubren las vías respiratorias secretan proteínas que a su vez desencadenan la expansión de ILC2 y producen aún más proteínas, lo que desencadena una cascada de respuesta inflamatoria.
"Estábamos interesados en determinar si las hormonas sexuales regulan estas células, ya que son importantes para iniciar la respuesta inflamatoria y se sabe muy poco sobre ellas", dijo la doctora Dawn Newcomb, coautora de la investigación de la Universidad de Vanderbilt.
Newcomb y sus colegas observaron los niveles de células ILC2 en la sangre de un grupo de cuatro hombres sanos y cuatro mujeres sanas, así como seis mujeres y siete hombres con asma. Los hallazgos revelaron que las personas con asma tenían niveles más altos de células ILC2 que los que no tenían. Por otra parte, si bien hubo pocas diferencias en los niveles de las células para los participantes sanos, las mujeres con asma tenían aproximadamente el doble de niveles de células ILC2 en comparación con los hombres con la misma condición.
Pruebas con ratones
El equipo también recurrió a las pruebas con ratones y descubrió que las hembras adultas tenían más células ILC2 en el tejido pulmonar que los machos o los ratones jóvenes de ambos sexos.
Luego, se manipularon los niveles de hormonas para explorar el impacto en las células ILC2. Los científicos compararon la situación entre los ratones con hormonas sexuales presentes en sus cuerpos y aquellos a los que se les habían extirpado los testículos o los ovarios a edad temprana. "Lo que encontramos es que los ratones que carecían de testosterona tenían significativamente más expansión y función de ILC2 en comparación con los ratones machos que tenían testosterona", dijo Newcomb.
Juntos, los resultados sugieren que la testosterona es importante para amortiguar la expansión y la producción de proteínas de las células ILC2 en los pulmones, manteniendo la respuesta inmune bajo control.