El estudio publicado en la revista JAMA Internal Medicine, se basa en el análisis de los datos de un grupo de voluntarios que participaron en el PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), un ensayo clínico multicéntrico de intervención nutricional con dieta mediterránea en 7,447 personas, y refiere que las personas que siguen esta dieta complementada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos tienen una mejor función cognitiva.
Para la investigación, 447 voluntarios sanos a nivel cognitivo pero con alto riesgo cardiovascular, de ambos sexos y con una edad entre 58 y 80 años, fueron divididos en tres grupos y se les indicó uno de tres tipos de alimentación, una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra (5 cucharadas), una dieta mediterránea con un extra de frutos secos (30 gramos) o bien, una dieta control baja en grasa.
Además, se realizó una evaluación de la función cognitiva mediante diversos test neuropsicológicos al inicio y al final del ensayo de cuatro años de duración.
Los resultados mostraron que los participantes que consumieron frutos secos preservaron mejor la memoria (una de las pruebas para medirla consistía en memorizar siete palabras y recordarlas al cabo de tres minutos). Mientras que quienes la enriquecieron con aceite de oliva, presentaban una mejor función ejecutiva (entre otros aspectos, eran más rápidos a la hora de unir con un trazo 12 números puestos al azar sobre un papel).
Estas mejoras de la función cognitiva fueron independientes de variables como la edad o el sexo. "Estos efectos beneficiosos son probablemente debidos a la gran cantidad de agentes anti inflamatorios y antioxidantes que proporciona", señaló Emili Ros, quien dirigió el trabajo, en información difundida en el blog del Hospital Clínic.
Destacó que el aceite de oliva debe ser siempre virgen extra, "porque es el que tiene más propiedades antioxidantes", algo muy importante, teniendo en cuenta que el estrés oxidativo (la incapacidad del cuerpo para desintoxicarse adecuedamente) está considerado como uno de los factores clave en el deterioro cognitivo.
De acuerdo con el estudio, el aceite de oliva y los frutos secos son ricos en compuestos fenólicos que pueden contrarrestar los procesos oxidativos en el cerebro, que conducen a la neurodegeneración.
La dieta mediterránea, consagrada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO por su sabor y sus beneficios a la salud, incluye cantidades mayores de aceite de oliva, verdura, fruta y pescado, y un consumo menor de carne y productos lácteos. Además de las acelgas, espinacas y lechugas, el repollo blanco, la remolacha, el apio y la berenjena también contienen nitritos, mientras más verde sea la hortaliza o verdura mayores cantidades de la molécula. Los polifenoles se encuentran en abundancia en frutas como albaricoques, cerezas, arándanos y granadas.