Somos lo que comemos, dice un refrán popular: nada más cierto. Cada vez más los científicos se enfocan en este punto y acaban encontrando siempre nuevas evidencias de cómo se relacionan la dieta y la esperanza de vida..
Los alimentos que se consumen (y también los que se dejan de lado) pueden influir en el riesgo de morir a causa de una enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular (ACV) o diabetes tipo 2, según una nueva investigación financiada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
Los expertos afirman que un plan de alimentación saludable incluye verduras, frutas, granos integrales y productos lácteos descremados o sin grasa. También incluye carnes magras, aves de corral, pescado, frijoles, huevos y nueces; y limita las grasas saturadas, grasas trans, el sodio y los azúcares agregados. Pero dejar de lado ciertos alimentos saludables también influye en forma negativa en la esperanza de vida.
Mala alimentación Vs. riesgo de muerte
Los científicos financiados por los NIH analizaron cómo estos 10 factores dietéticos afectan el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular (ACV) y diabetes tipo 2. Éstas son conocidas como enfermedades cardiometabólicas. El equipo se basó en los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) (NHANES) y los datos nacionales de mortalidad.
Los científicos descubrieron que el riesgo de muerte por las 3 enfermedades mencionadas era mayor para quienes consumían demasiado sodio, carne procesada, bebidas endulzadas con azúcar y carne roja sin procesar. El riesgo de muerte también fue mayor entre aquéllos que no comieron suficientes nueces y semillas, mariscos con grasas omega-3, vegetales, frutas, granos integrales o grasas poliinsaturadas.
Según el análisis, casi la mitad (45%) de las muertes en 2012 por las 3 enfermedades mencionadas, se asociaron con la mala alimentación.
"Este estudio establece el número de muertes cardiometabólicas que pueden vincularse con los hábitos alimentarios de los estadounidenses, y el número es grande", explicó el Dr. David Goff, experto en enfermedades cardíacas y salud pública de los NIH.
"Además, muestra cómo las reducciones recientes en esas muertes se relacionan con las mejoras en la dieta, y esta relación es fuerte. Hay mucho trabajo por hacer para prevenir la enfermedad cardíaca, pero también sabemos que practicar mejores hábitos alimentarios pueden mejorar nuestra salud rápidamente, y podemos actuar sobre ese conocimiento haciendo y construyendo pequeños cambios que se sostengan en el tiempo" agregó Goff.