La etapa más crítica del desarrollo del sistema nervioso de un embrión se encuentra entre la tercera y cuarta semana del embarazo.
Comenzando con el útero, ampliemos el área en la que el embrión se ha implantado.
Este es el embrión implantado en el útero en el día 14. Se puede ver que yace dentro de las paredes del útero, en donde está cubierto por una sola capa de células. Detengámonos un momento para orientarnos. Este es el saco vitelino, que hace que las células de la sangre entren al embrión, y este es el amnios, que rodea y protege el embrión, y los vasos sanguíneos que ayudarán a formar la placenta. También podemos notar que el embrión está conectado al útero a través de un pequeño tallo conector que con el tiempo se convertirá en el cordón umbilical.
Si lo giramos hacia la izquierda veremos mejor la parte de atrás del embrión, en la que se ve cómo se están desarrollando la médula espinal y el cerebro.
En el decimocuarto día, el embrión parece un pequeño disco. La primera parte del sistema nervioso que se forma es una protuberancia llamada surco neural. Durante los siguientes siete días, el surco se hace más profundo a medida que las células que lo rodean forman crestas llamadas pliegues neurales.
Para el día 27, los pliegues neurales envuelven el surco neural y forman el tubo neural. El tubo neural se convertirá en la médula espinal. Estos conjuntos de células que parecen bloques para armar se llaman somitas. Forman la columna vertebral. También ayudan a formar las costillas y los músculos del cuello, los brazos y las piernas.
Ahora veámoslo de nuevo sin interrupciones…
Si volvemos a rotar el embrión hacia la izquierda, podemos ver las áreas que con el tiempo se convertirán en el cerebro y la médula espinal. El sistema nervioso del embrión es especialmente vulnerable durante esta etapa del desarrollo, así que una futura madre debe ser muy cuidadosa y evitar cualquier sustancia que pueda afectarlo potencialmente.