Aunque el melón es uno de los frutos más elegidos durante el verano (momento en que se lo encuentra en su mejor punto) por su dulce sabor y capacidad refrescante, la evidencia científica muestra que este no solo sirve para brindar alivio frente a las altas temperaturas.
El melón (Cucumis melo) es una planta de tallos rastreros, perteneciente a la familia Cucurbitaceae. Se lo cultiva por su fruto, una baya que suele pesar entre 500 g y 5 kg. El color de la pulpa puede variar según el grupo, siendo los más comunes blanco, gris, verde o amarillo. Aunque es originario de África, Irán e India, actualmente se lo cultiva ampliamente en gran parte del mundo.
El melón tiene una importante combinación de vitaminas y minerales que lo convierten en una gran opción para cuidar nuestra salud. Por ejemplo, aporta muchos carbohidratos, calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasio y zinc. También es rico en antioxidantes, proteínas, vitaminas A, B, C, y K, y posee una importante cantidad de agua.
Es muy común que el melón forme parte de los desayunos y existen muchas maneras de consumirlo en las diferentes comidas del día: en ensalada con otras frutas, como sandía, papaya, o mango, en batidos, con piña o yogur, o como aperitivo con bebidas alcohólicas. Según señala la ciencia, su consumo regular puede ayudar a combatir distintas afecciones:
Aumenta las defensas
Su rico contenido en vitaminas A, C, y fitoquímicos, es útil para contrarrestar el accionar de los radicales libres, moléculas inestables que pueden aumentar el riesgo de ciertas enfermedades, ya que atacan las estructuras celulares sanas. Estas sustancias también aumentaran la producción de glóbulos blancos, que destruyen bacterias, virus y otras sustancias tóxicas.
El accionar de los fitoquímicos del melón también ayudan a los huesos y articulaciones, específicamente protegiéndolos contra el estrés oxidativo y la aparición de trastornos como la artritis. Los expertos sostienen que esto es posible gracias a sus capacidades antiinflamatorias.
Promueve la digestión
Los melones tienen una gran cantidad de fibra dietética, que es esencial para un buen funcionamiento del intestino y para lograr una buena salud digestiva. Esto se debe a que la fibra ayuda a aumentar el volumen de las heces, regularizar las deposiciones y combatir el estreñimiento. Por su rico contenido de agua, el melón también reduce el riesgo de deshidratación.
Mejora la visión
Cierto sustancias presentes en el melón, como los carotenoides y la vitamina C, se vincularon con un menor riesgo de enfermedades de la vista, como cataratas o degeneración macular por la edad. Por este motivo, si lo considera una opción útil para cuidar la vista.
Cuidado de la piel
Un consumo regular de melones garantiza una importante presencia de vitamina A en el cuerpo, que resultara útil para fortalecer el crecimiento y la reparación de las células cutáneas. Esto se debe a que protege la membrana de la piel contra las toxinas dañinas que la envejecen prematuramente.
Este dulce fruto también posee muchos nutrientes que enriquecen el pelo, como las vitaminas A, C y E, el hierro y zinc. Estos compuestos estimulan el crecimiento del cabello y su resistencia, disminuyendo el riesgo de caída.
Antihipertensivo
Uno de los principales nutrientes que encontramos en el melón, el potasio, tiene propiedades vasodilatadoras. Esto quiere decir que ayuda a relajar los vasos sanguíneos, favoreciendo la irrigación a diferentes partes del cuerpo y reduciendo el riesgo de hipertensión arterial.
Precauciones
Los melones rara vez son alergénicos y no llevan nada que cause efectos secundarios. Sin embargo, quiénes tomen medicamentos para enfermedades del corazón deberán evitar su consumo o consultar al respecto con un profesional de la salud, ya que este fruto puede aumentar la presencia de potasio en sangre.
Recuerda
Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado. No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.
Fuentes consultadas:
Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional
de Medicina de EE. UU., Departamento de Agricultura de EE. UU.,
Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.