Paranoia: fantasmas que persiguen

La paranoia es una enfermedad grave que se encuentra del lado de la psicosis junto con la ezquizofrenia, es decir lo que comúnmente llamamos locura. También se habla de la paranoia como un trastorno de personalidad. Sea cual fuere la teoría científica que está detrás, lo cierto es que el paranoico pierde contacto con la realidad y establece un delirio de persecución que lo define como tal.

En esta patología la desconfianza hacia los demás en forma prolongada tiene características delirantes y ocupa un lugar privilegiado. Son personas que suelen mostrar preocupación porque los demás tienen motivos ocultos para realizar ciertas cosas y construyen un delirio de persecución en torno a ello.

Como desconfían de los demás en forma casi sistemática, el paranoico creo que será de alguna forma usado o explotado laboralmente por los demás, lo cual le hace muy dificultoso el trabajar con otras personas, les genera hostilidad y los lleva a un aislamiento social importante.

Para realizar un diagnóstico de paranoia, la entrevista clínica es muy importante ya que se valorarán tanto los antecedentes familiares y lo que es más importante, la gravedad de los síntomas y su correlación con la realidad que lo rodea.

Paranoia, desde el punto de vista del origen de la palabra, es estar fuera de la propia mente. Para su diagnóstico es fundamental hablar con la familia, ya que son ellos los que pueden dar cuenta de la percepción distorsionada de la realidad y de la desconfianza gradual del ser querido.

Los psiquiatras, al referirse a un paranoico, hablan de personas que creen que tienen la verdad y razón absoluta, con un relato que justifica sus creencias, que ven signos que confirman sus creencias por todos lados y justifican su accionar como defensa ante el ataque externo constante.

Los delirios paranoicos muchas veces pueden parecer ciertos. En general son personas que tienen baja autoestima y reaccionan "defensivamente" al menor signo de hostilidad en su entorno. Suelen presentar suma rigidez y autoritarismo, tienen dificultad para aceptar una crítica y pueden presentar periodos depresivos.

Las personas con delirio paranoico pueden resultar bastante lógicas y ser funcionales, excepto cuando se enfrenta con algunas situaciones que pueden relacionarse con sus ideas delirantes persecutorias. Con el tiempo, esas ideas pueden invadir cada vez más su pensamiento y puede verse más y más abrumado por ellas.

Los delirios paranoicos pueden ser erotomaníacos, la persona cree que es objeto de amor de otro u otros, de grandiosidad, en el que siente que tiene un poder extraordinario y un gran egocentrismo, celotípico, en el que aparecen celos patológicos, persecutorio, en el que aparece sobre todo la idea de que alguien cercano le profesa un mal y somático, en el que cree que tiene alguna enfermedad.

La paranoia es mucho más común en hombres que en mujeres, pero su causa es desconocida. El trastorno parece ser más común en familias con otros trastornos psicóticos, como la esquizofrenia y el trastorno delirante, lo cual sugiere que los genes pueden estar involucrados, pero se desconoce hasta qué punto.

El tratamiento es difícil debido a que las personas que padecen este trastorno a menudo sienten extrema desconfianza a todos, inclusive de los médicos que lo atienden. Si la persona acepta el tratamiento, la psicoterapia, combinada con medicamentos en algunos casos, pueden ser muy efectivos.

Debido a la certeza y la persecución relacionada a los delirios, las personas que sufren de esta patología pueden llegar al aislamiento extremo, debido a la dificultad a relacionarse se les hace muy difícil poder sostener un trabajo, compartir actividades y mantener amistades.

Si la persona acepta ayuda y logra confiar en un terapeuta, el enfermo de paranoia puede mejorar notablemente y estabilizarse en relación a sus delirios persecutorios. En general los periodos depresivos suelen alternarse con periodos de mayor delirio, con lo cual el manejo de la medicación es clave.