Nueva teoría revela por qué vemos a la muerte

Lo curioso de este fenómeno, explica el sitio web www.near-death.com, es que no conoce barreras de ningún tipo. Personas en todos los continentes, y que profesan distintas religiones, han sobrevivido a emergencias médicas y a accidentes contando el mismo relato: haber visto a la muerte de cerca.

Jimo Borjigin, neuróloga de la Universidad de Michigan, está investigando estas "alucinaciones", y acaba de publicar en la revista "The Lancet" una teoría nueva: cuando el cerebro deja de funcionar a causa de una situación de vida o muerte, aún mantiene ciertas conexiones bio eléctricas que serían "las que lo conectan con el más allá".

El joven de la foto, de 13 años, vivió una experiencia cercana a la muerte cuando tenía 3, al ser operado de emergencia de apendicitis. El niño dijo que había hablado con Jesús, e incluso con su hermanita que murió antes que el naciera (y de la que el no tenía conocimiento porque sus padres aún no le habían contado nada)...

Lo que siguió fue una historia de esas que marcan un antes y un después en la vida de las personas. Colton dijo que “los ángeles le habían cantado” y que “había conversado con uno de sus bisabuelos”, quien murió 30 años antes de que él naciera. El niño describió con detalle el túnel, la luz, y le dijo a su padre: “es el cielo, papá”.

Las salas de emergencia son el terreno de investigación de este fenómeno, ya que estas experiencias las viven personas que han estado al borde de la muerte. Y curiosamente, todas ellas comparten un sensación al volver del más allá: ya no le temen a la muerte.

Borjigin analizó las ondas cerebrales en ratas de laboratorio en tres situaciones: una normal, otra bajo anestesia y otra tras sufrir un ataque cardíaco. En este último caso, el cerebro seguía emitiendo ondas, aún con el animal al borde de la muerte. La científica está convencida que esto mismo pasa con los seres humanos.

Y sería en ese momento especial, en el que el cuerpo está inactivo pero hay actividad en las profundidades del cerebro, cuando ocurre la experiencia cercana a la muerte. ¿Es el encuentro entre el alma y un estadio posterior a la vida? La científica no lo descarta...

El de la Universidad de Michigan no es el primer estudio que abre la puerta a lo inexplicable, tratando de buscarle una razón científica. El doctor Sam Parnia dirige un estudio en 18 hospitales de Estados Unidos y el Reino Unido, que busca entender cómo es una experiencia fuera del cuerpo.

Para esto, Parnia ha colgado en los techos de salas de resucitación, fotografías que miran justamente hacia el techo. La mayoría de estas personas aseguran que “abandonaron” sus cuerpos y se vieron a sí mismas en el momento en que eran resucitadas, flotando desde arriba. Por eso, deberían poder describir las fotos.

La polémica sobre si estos relatos son reales o forman parte de una suerte de alucinación colectiva no es nueva. Durante décadas los que vivieron la experiencia cambian radicalmente: se vuelven menos materialistas, más espirituales y hasta suelen sufrir el rechazo de familiares y amigos que los creen perturbados. Y los científicos buscan la razón química que explique el fenómeno.

En su libro “Evidence of the Afterlife”, Jeffrey Long, un oncólogo experto en radioterapia de Louisiana, analiza 613 casos reportados en el sitio web de su fundación —Near Death Research Foundation— y concluye que hay sólo una explicación convincente: “que las personas han sobrevivido a la muerte y han viajado a otra dimensión".

Y, en lo que coinciden científicos y místicos, es que el secreto de las experiencias cercanas a la muerte se esconde en el cerebro, en sus neuronas, circulaciones, y en las conexiones eléctricas. ¿Esas conexiones están relacionadas con el alma? Los científicos ya están abiertos a investigarlo.

Tal vez las investigaciones de los doctores Borjigin y Parnia puedan agregar sus granitos de arena a esta incesante búsqueda que involucra preguntas tan fascinantes como si hay conciencia cuando el cerebro deja de funcionar, si el alma se separa del cuerpo y… si hay algo más allá de la muerte física.