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Matrimonio y deseo: ¿una relación conflictiva?
Por LIc. Verónica Wolman, psicóloga
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Al vivir una relación a largo plazo, muchas veces esperamos que la persona que nos acompaña cumpla múltiples funciones y sea un amigo, un compañero incondicional pero a la vez un amante apasionado. Esas funciones, ¿Son compatibles? Cómo trabajar la inteligencia erótica y vivir tu sexualidad a pleno.
El buen sexo, explica la experta en sexualidad Esther Perel, se basa en dos necesidades que en sí mismas son conflictivas: por un lado nuestra necesidad de seguridad, de contar con el otro, de tener ciertas garantías, por el otro el factor sorpresa y aventura. El verdadero desafío es cómo compatibilizar esas necesidades.
Perel, nacida en Bélgica y criada en el seno de una comunidad de sobrevivientes del Holocausto ha desarrollado el concepto de la inteligencia erótica para explicar esta combinación de amor duradero y sexo apasionado. Perel asegura que dentro de su comunidad había gente que sobrevivía y otras que elegían vivir la vida, esa es una gran diferencia.
El gran dilema es que el deseo muchas veces aparece opuesto al amor. El deseo se vive como prohibido como aventura, como erótico pero muchas veces, cuando entra el romanticismo en la pareja, ese deseo se ve afectado, explica la experta quien vive en Nueva York y ha trabajado como terapeuta de parejas y tiene varios libros escritos.
Los animales tienen sexo por instinto, sin embargo los humanos contamos con una vida erótica producto de la imaginación. Podemos tener sexo durante horas, tener varios orgasmos múltiples sólo con la imaginación, explica la experta cuya conferencia en la red tuvo más de un millón de visitas a sólo dos semanas de ser publicado.
El gran desafío, dicen los expertos, es combinar los deseos de seguridad , el pertenecer, el hogar pero debemos compatibilizar eso con la necesidad de aventura, de lo inesperado, de lo misterioso, y de la sorpresa. Queremos juntar amor con pasión, queremos tenerlo todo y es posible pero con un plan que ejercite la inteligencia erótica.
¿Cómo desear algo que ya se tiene? pregunta la experta en sus conferencias. El cuidado, la necesidad de cuidar y sentirse cuidado es un antiadfrodisíaco, dice Perel. En el deseo no hay cuidado. El verbo tener tiene que ver con el amor, el verbo querer con el deseo. Esos dos mundos que parecen incompatibles pueden combinarse.
Las respuestas son de tres tipos: El primer grupo respondió que encuentra más atractiva a su pareja cuando la extraña y se imagina el contacto con ella. El segundo grupo respondió que es más deseable cuando ve a su pareja radiante y segura. El tercer hablar del factor sorpresa, no posiciones sino mostrarse de una forma diferente.
El sexo no es un comportamiento aislado o rutinario entre dos personas sino una forma de comunicación. Para poder descubrir aquello que nos enciende en la cama, debemos saber también aquello que nos apaga el deseo. "Lo que apaga el deseo tiene que ver con la falta de autoestima, con el desagrado frente al propio cuerpo, la falta de tiempo para uno mismo, cuando siento que no tengo derecho a recibir placer".
¿Cómo mantener el deseo en la pareja?
El deseo viene de la mano de ingredientes como los celos, la aventura, el poder, la dominación. " Es sexo no es políticamente correcto". La protección, la seguridad y la responsabilidad sofocan el deseo y la mente erótica. El deseo es egoísta y se mueve por la curiosidad y la necesidad de conocimiento. La intimidad lo aumenta.
No viene por arte de magia
Las parejas con buena conexión saben que existe un espacio erótico que pertenece a cada uno de ellos y que el deseo no es una constante sino que aumenta y disminuye. Quienes ejercitan la inteligencia erótica saben cómo resucitar la pasión. El mito de la espontaneidad se cae para dar lugar a un sexo voluntario y comprometido que requiere presencia.