Una moda está creciendo entre las personas: ignorar a sus pares por utilizar su smartphone, blackberry o tableta. El peligro de estar pendiente de los dispositivos provoca daños en las relaciones humanas, y en la salud mental y física. Entérate qué tan lejos se puede llegar con esta costumbre.
Irresistible tentación
El phubbing (del inglés, desairar con el teléfono) es un término acuñado recientemente en EE.UU. y promete dar mucho que hablar. Ahora, esa sensación incómoda de sentirse ignorado o interrumpido en una conversación porque la otra persona quiere “mirar los mensajes”, al menos ya tiene nombre.
OM Latam Academy realizó una investigación en 2012 y halló que en Latinoamérica, alrededor del 72% de las personas no sale de su casa sin el celular. En México, el 66% de los usuarios acceden una vez al día a su dispositivo y el 91% de los usuarios, lo utiliza también como entretenimiento.
El Centro de Investigación de Internet Pew & American Life Project ha estado estudiando el uso de las redes sociales en los adultos estadounidenses desde 2005, y halló que éste ha experimentado un crecimiento considerable desde entonces. Hoy en día, el 72% de los adultos las utilizan.
La interrupción de un diálogo o una mirada para espiar la pantalla, no es exclusiva de los más jóvenes, compromete a todas las edades y géneros. “Es un impulso que no se puede controlar, bajo la promesa mental de que la tarea va a otorgar algún rédito”, dijo Gustavo Bustamante, psicólogo argentino.
La otra persona que está enfrente queda en un lugar muy ingrato cuando uno no puede dejar de checar sus mails o mensajes. Los dispositivos móviles rompieron la primera regla de oro de las reuniones formales y las cenas con amigos: que no haya interrupciones externas.
Para poder cuantificar el efecto del teléfono en las relaciones humanas y en la sociedad, los científicos de la Universidad de Essex realizaron en 2012 un estudio acerca de cómo la mera presencia de un teléfono puede dificultar la interacción entre las personas.
Los científicos de Essex, liderados por el Dr. Andrew Przybylski hicieron un experimento entre 75 parejas: las pusieron a dialogar sin dispositivos a la vista, y luego con dispositivos: así comprobaron que la discusión de temas personales con la proximidad de dispositivos, daña las relaciones.
Nos vuelve vulnerables
Ellos creen que el hecho de ver a alguien que está frente a uno concentrarse en su dispositivo, nos vuelve vulnerables o nos hace sentir amenazados frente a esa persona. Afirmaron que el teléfono puede dañar las relaciones mediante la reducción de compromiso, atención y empatía hacia el otro.
Provoca estrés
Un estudio reciente de la Universidad de Worcester, en el Reino Unido, halló que el uso constante de dispositivos móviles de cualquier tipo sube los niveles de estrés, y eso aumenta los comportamientos compulsivos tales como seguir buscando más datos, más mensajes, nuevas actualizaciones.
Creó nueva adicción y nueva fobia
Así como los expertos vienen advirtiendo que el uso creciente de aparatos de comunicación personal está provocando una nueva adicción, ya ha nacido una nueva fobia: la nomofobia, o el pánico a salir sin el dispositivo, que causa un miedo irracional frente a lo que podría ser un olvido normal.
Los daños físicos
Entre los males que causa el uso excesivo de teléfonos móviles o dispositivos similares, está el dolor de espalda, de cuello, cansancio visual, migrañas e insomnio, pero los científicos descubrieron que también llevan a una vida más sedentaria y empeoran la condición física.
Más vida sedentaria
No importa si lo usas para hablar, navegar o enviar mensajes de texto. Cualquier actividad que se realiza con los dispositivos portátiles interrumpe la actividad física y reduce la capacidad cardiorrespiratoria, según lo hallado en un estudio de 2012 de la Universidad de Kent, en Ohio.
¡Apaga ese aparato!
Para rescatar las relaciones humanas sin interrupciones por dispositivos, Alex Haigh, un joven australiano creó un movimiento anti-phubbing, cansado de experimentar molestias frente a estas situaciones. Él insta a no mandar mensajes, no chatear, y no contestar si estás reunido con otras personas.