Respuestas a los miedos más comunes sobre las vacunas
Por HolaDoctor
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Aunque las vacunas son una manera efectiva de protegernos contra decenas de enfermedades serias, muchas personas todavía se resisten a ellas o retrasan su aplicación. Esto se debe a mitos sin sustento científico o temores que se han extendido durante los últimos años. Aquí los repasamos, compartimos datos y la opinión de los expertos.
Pueden causar autismo
En 1998, tras analizar a 12 niños, Andrew Wakefield sugirió que la vacuna MMR (contra las paperas, sarampión y rubéola) podía causar autismo regresivo. En los años siguientes diferentes estudios demostraron que esto era falso. Por ejemplo, tras analizar a más de 1.200.000 niños, un trabajo publicado en Vaccine señaló que "las vacunas no están asociadas con el desarrollo del autismo".
Entre 2010 y 2011, se descubrió que Andrew Wakefield había falseado los datos para que el estudio arrojara los resultados que él deseaba. Según una investigación del British Medical Journal, pensaba beneficiarse económicamente, y al descubrirse el fraude perdió su licencia como médico en Reino Unido.
No ayudan a prevenir enfermedades
Es cierto. Las vacunas no evitan que nos contagiemos, pero si disminuyen significativamente el riesgo de infectarnos (entre 85 y 99%). Además, si estás vacunado y te infectas, la enfermedad no será tan grave y evitarás complicaciones. Por ejemplo, las paperas pueden causar sordera, la varicela, encefalitis, y la polio, parálisis permanente.
Tienen efectos secundarios
Todos los tratamientos médicos, incluidas las vacunas, pueden presentar efectos secundarios, según explica la Clínica Mayo. Incluso muchos creen que los efectos secundarios provienen directamente de la vacuna, cuando en realidad son consecuencia de la reacción del sistema inmunitario.
Los síntomas que pueden presentarse tras la aplicación de la vacuna son dolor en el lugar de la inyección, fiebre, dolor de cabeza, o cansancio. Luego de vacunarnos por primera vez, el cuerpo se familiariza con la fórmula, por lo que está mejor preparado para futuras aplicaciones. Las reacciones graves son tan raras que se presentan sólo, dependiendo la situación, en uno cada mil, o en uno de cada millón de casos.
Tienen mercurio
Algunas vacunas contienen tiomersal, una forma de mercurio que actúa como preservativo, es decir, evita la contaminación por bacterias u hongo. Este compuesto suele ser apuntado como un agente dañino por quienes se oponen a las vacunas, señalando que puede permanecer mucho tiempo en el organismo.
Esta crítica se debe a que se confunde el metilmercurio (tipo de mercurio que se encuentra en el medioambiente) con el etilmercurio (tipo de mercurio que se halla en las vacunas). A diferencia del primero, este último se excreta mucho más rápido y tiene muchas menos posibilidades de acumularse en el cuerpo.
Sin embargo, en 1999 los Servicios de Salud Pública, la Academia Estadounidense de Pediatría y los laboratorios que producen las vacunas acordaron reducir el uso de tiomersal, y desde 2001 las vacunas infantiles ya NO contienen mercurio, según informan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Vacunar a un bebé aumenta el riesgo de Síndrome de Muerte Infantil Súbita
Otro de los viejos y más persistentes mitos es que la DPT, la vacuna contra la difteria, tos ferina y tétanos, eleva el riesgo del Síndrome de Muerte Infantil Súbita. Sin embargo, no se pudo hallar ningún vínculo entre estos dos factores, incluso se observó que la vacuna es capaz de reducir ese riesgo, según informa Immunization Safety Review: Vaccinations and Sudden Unexpected Death in Infancy.
Las enfermedades leves no necesitan una vacuna
Hay enfermedades prevenibles con vacunas que no parecen tan graves... hasta que dejan de serlo. Algunas enfermedades infantiles pueden presentar graves complicaciones, e incluso llevar a la muerte, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por ejemplo, las epidemias de gripe causan en todo el mundo entre 3 y 5 millones de casos de enfermedad grave, y entre 290.000 a 650.000 muertes cada año.
Antes de administrar múltiples vacunas, se hacen estudios para comprobar que no haya reacciones adversas, y que el cuerpo las reciba bien. Además, los niños suelen estar expuestos a más virus y bacterias en el ambiente que a los antígenos contenidos en todas las vacunas que reciben.
Una embarazada no puede vacunarse
Si bien algunas vacunas no pueden ser administradas durante el embarazo, otras son completamente seguras y no producen ningún daño al feto, según informa la Red Nacional de Información sobre Inmunizaciones (NNii).
Además, los anticuerpos que genera la madre gracias a las vacunas son trasmitidos al feto, lo que protege al bebé de enfermedades durante los primeros meses de vida. Esta protección dada por la madre sólo durará unos meses, por lo que el bebé deberá recibir las vacunas pertinentes para continuar protegido y sano.
Las vacunas son sólo para los niños
Aunque muchos comprenden la importancia de las vacunas en la niñez, suelen sorprenderse al enterarse que también son importantes para los adultos. Muchas de las vacunas para adultos son refuerzos, pero también hay otras especialmente recomendadas para la adolescencia y la adultez, como las de la influenza o contra el VPH.
Recuerda
La vacunación protege al vacunado, protege a otros, y logra que la circulación del antígeno se debilite, porque deja de encontrar organismos a los que infectar. Además, la vacunación masiva genera lo que se llama una inmunidad colectiva, es decir, a mayor cantidad de personas vacunadas, mayor es la protección contra el antígeno.
Otras fuentes consultadas
British Medical Journal, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Clínica Mayo, Immunization Safety Review: Vaccinations and Sudden Unexpected Death in Infancy, Organización Mundial de la Salud (OMS), Red Nacional de Información sobre Inmunizaciones (NNii), Vaccine; The Children's Hospital of San Antonio, TX