La Organización Mundial de la Salud estima que en el mundo hay 71 millones de personas con infección crónica por hepatitis C y que esta causa 399,000 muertes cada año. Cualquiera puede ser el próximo en contraerla, incluso tú. A continuación te explicamos por qué no debes tomarte a la ligera esta enfermedad.
Es viral
La hepatitis reúne a un grupo de virus que afectan e inflaman al hígado y pueden causar enfermedades que van de leves a graves. La inflamación se produce cuando los tejidos se lesionan o se infectan y es posible que deje de funcionar de manera correcta.
Es única
La C es el tipo más común de hepatitis viral y es de las pocas infecciones virales crónicas o duraderas que se pueden curar,. Estas características la hacen un enfermedad unica en su tipo, de acuerdo a Corinna Dan, asesora sobre hepatitis viral en la Oficina de VIH/SIDA y Enfermedades Infecciosas.
La experta explica que la hepatitis C siempre comienza como una infección aguda, pero entre 75% y el 85% de los casos se vuelve crónica, esto quiere decir que el paciente puede tenerla durante el resto de su vida.
Es contagiosa
La hepatitis C se suele propagar a través de la exposición de la sangre de una persona infectada. Actualmente, la forma más común de contraerla es compartir agujas y otros utensilios empleados para inyectarse drogas. Con menor frecuencia se puede contagiar al tener relaciones sexuales sin protección o de una madre a su bebé en el momento del parto.
Afecta especialmente a "baby boomers" y "millennials"
Los "baby boomers", nacidos entre 1945 y 1965, tienen la mayor tasa de infección crónica porque estuvieron expuestos al virus en transfusiones y procedimientos médicos. Los "millennials", nacidos entre 1980 y 2000, tienen la mayor tasa de nuevas infecciones, debido al uso de drogas inyectables.
Pero todos la pueden contraer
Tienen mayor riesgo aquellos que nacieron de una madre con el virus, están en contacto con sangre o agujas infectadas, han tenido más de una pareja sexual en los últimos seis meses, tienen antecedentes de enfermedades de transmisión sexual o están recibiendo diálisis renal.
También hay más riesgos para quienes estén infectados con VIH, se han inyectado drogas ilegales, se han hecho tatuajes o piercing, han recibido una transfusión de sangre o un trasplante de órganos antes de julio de 1992 o tienen hemofilia y recibieron factor de coagulación antes de 1987, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales.
Es silenciosa
Muy pocas personas saben que tienen hepatitis C porque puede permanecer asintomática por años. Es importante realizarse pruebas detección para evitar una enfermedad grave en el futuro y prevenir la transmisión.
De presentarse síntomas, explica la Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU, podrían ser malestares similares a la gripe, cansancio, ictericia, una coloración amarillenta de la piel y los ojos, orina de color oscuro y deposiciones pálidas.
Si no se trata, las consecuencias pueden ser graves. La hepatitis C crónica puede causar cáncer de hígado o daño hepático grave, producto de la insuficiencia hepática. Puede ser necesario un trasplante de hígado. En el peor de los casos, la afección es mortal.
No hay vacunas contra la hepatitis C
Lo más importante es tomar precauciones, hacer pruebas de detección y acudir al médico ante cualquier inquietud. La buena noticia es que los nuevos tratamientos pueden curar al 90% de las personas con hepatitis C.