Dieta azteca contra la obesidad

Para los investigadores del Programa Universitario de Alimentos (PUAL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la obesidad y sobrepeso se explican por el abandono de la dieta tradicional generación tras generación. La solución ante el principal problema de salud pública, revalorizar la producción y consumo de los alimentos de la dieta de los antiguos mexicanos, sin grasas, harinas ni bebidas azucaradas.

Hasta antes de la conquista de los españoles los antiguos mexicanos no comían grasas ni harinas, una gran variedad de legumbres, plantas, cereales, semillas y frutas eran los pilares de la nutrición de las culturas precolombinas, asegura Amanda Gálvez Mariscal, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coordinadora del Programa Universitario de Alimentos (PUAL).

Para Amanda Gálvez Mariscal, la obesidad y sobrepeso se evitarían comiendo de manera cotidiana los guisos que componen la cocina de los antiguos mexicanos. Romeros, quintoniles, nopales, calabazas y demás plantas y verduras cultivadas en la milpa, originarias de las tierras mexicanas y con ricos valores nutricionales.

La investigadora de la UNAM afirma que los alimentos que fueron utilizados en las mesas de los pobladores de los pueblos mesoamericanos, contienen sustancias “como fitoestrógenos, isoflavonoides, antocianinas y sulforafanos entre otras, elementos que protegen nuestra salud por ser antioxidantes, evitar accidentes cardiovasculares, mejorar la visión y además, contienen una buena cantidad de vitaminas”.

Jacques Soustelle, especialista en las culturas mesoamericanas y autor del libro “El Universo de los Aztecas” asegura que los aztecas basaban su alimentación en el consumo de cuatro productos básicos: maíz, amaranto, frijol y chía. Consumían muy poca grasa o aceite. Todo se comía cocido, asado o crudo, condimentado con una gran variedad en hierbas y chiles.

Otros alimentos comunes fueron la sal y los chiles, que eran los condimentos básicos de la cocina azteca. Los tomates también eran un ingrediente común, se le consumía a menudo mezclado con chile en salsas o como relleno para tamales. El chile es uno de los ingredientes más representativos de la gastronomía mexicana.

La dieta azteca incluía diversos hongos y setas, especialmente el huitlacoche o cuitlacoche, un hongo parásito que crece en las mazorcas del maíz. Según un estudio publicado en la revista Food Chemistry, el huitlacoche tiene gran cantidad de proteínas, minerales y propiedades nutritivas únicas.

En México, la forma principal en que se consume el maíz es la tortilla, pero también se usa en la preparación de tamales, atoles y antojitos. Según cifras de la Organización Mundial de la Alimentación (FAO), el 45% del consumo de calorías en México proviene de alimentos derivados del maíz. La tortilla es rica en calcio, potasio y fósforo. También aporta fibra, proteínas y algunas vitaminas como la A, tiamina, riboflabina y niacina, principalmente.

El nopal es uno de los símbolos nacionales de México, los aztecas lo consideraban la “planta de la vida” y era un elemento fundamental de la gastronomía, además de que tenía usos medicinales. El nopal es rico en fibra y vitaminas, entre otros minerales contiene calcio, magnesio, potasio, hierro y cobre.

La calabaza era muy popular y se le encontraba en muchas variedades diferentes en los mercados del México prehispánico; sus semillas, ya fueran frescas, secas o tostadas, eran especialmente populares. El gran mercado de Tlatelolco fue el centro comercial más grande e importante, los jitomates, la chía, el maíz en grano o en mazorca, los frijoles, las calabazas y, naturalmente, los chiles, se ofrecían en puestos especializados en vegetales y legumbres.

Otras de las verduras que alimentaron a los antiguos mexicanos fueron los quelites, los quintoniles, los huauzontles, romeritos, verdolagas, flores comestibles como la flor de calabaza, la yuca, epazote entre otros.

Aunque la dieta azteca era principalmente vegetariana, también consumían insectos como chapulines, gusanos de maguey, hormigas, larvas, etc. La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) asegura que los insectos tienen tantas proteínas como la carne, fibra, calcio y vitamina D.

Los antiguos mexicanos cocían sus alimentos de diversas maneras: asados directamente a las brasas y con leña; o sobre comales de barro, como las tortillas; hervidos, en el caso de algunas verduras; o cocidos al vapor, como los tamales, los cuales incluso se asaban con todo y hoja. Para nuestros antepasados la fritura (freír la comida en aceite) era algo desconocido.

La organización Alianza por la Salud Alimentaria A.C. asegura que la principal causa de sobrepeso y obesidad en México se encuentra en el acelerado deterioro de los hábitos alimentarios de la población, mismos que se reflejan en la disminución del consumo de frutas, verduras, cereales y leguminosas, en contraste con el aumento de la ingesta de harinas refinadas, bebidas azucaras, sopas instantáneas y grasas.

Actualmente, México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil, y el segundo en obesidad en adultos. Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición indican que uno de cada tres adolescentes de entre 12 y 19 años presenta sobrepeso u obesidad. Se sabe que 1 de cada 5 niños tiene problemas de sobrepeso.