Millones de personas enfrentan la depresión, una enfermedad seria que puede llegar a ser discapacitante. Y millones también toman antidepresivos, y deben soportar los efectos secundarios que éstos provocan. En el listado de los aliados naturales disponibles para tratar la depresión, hay uno muy especial: el amaranto.
No es lo mismo estar triste que tener depresión. La depresión clínica, como enfermedad mental, es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, desazón, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período prolongado de tiempo.
A nivel biológico, la depresión es asociada a una baja producción de serotonina y los medicamentos para tratarla -tanto los basados en fluoxetina (Prozac) o paroxetina (Aropax)- suelen bloquear los receptores encargados de absorberla para evitar que desaparezca.
El investigador mexicano Manuel Soriano García (foto), de la UNAM, estaba muy interesado en saber por qué al amaranto en Latinoamérica se lo conocía como “alegría”. “Las palabras suelen ocultar una sabiduría revelada a quien esté dispuesto a ver qué hay detrás de ellas; por ello ahondé en el amaranto y encontré una particularidad interesante: tiene funciones antidepresivas” explicó.
Pero el amaranto es mucho más que el grano con el que se elaboran las alegrías, un dulce típico mexicano. En las culturas prehispánicas formaba parte de la dieta cotidiana de los antiguos americanos. Era considerado uno de los granos más valiosos, junto con el maíz y el arroz. Y ahora, también puede luchar contra la depresión.
Tras estudiar a fondo esta semilla durante 15 años, García Miranda determinó que, entre otras propiedades, contiene altos niveles de triptófano, un aminoácido esencial que ayuda a sintetizar la serotonina.
“Los antidepresivos comerciales funcionan por saturación, es decir, deben transcurrir 6 semanas para que el paciente perciba mejorías aunque, con frecuencia, tienen efectos secundarios. En contraste, nosotros echamos mano de una planta consumida por nuestros antepasados durante milenios, el amaranto, de efecto casi inmediato y sin los estragos que acompañan la ingesta de los comprimidos químicos” dijo el investigador.
“Debido a que la depresión radica en una generación deficiente de serotonina, me pregunté, ¿por qué no replantear el enfoque y, en vez de conservar el poco que hay a través de métodos artificiales, propiciamos que el cuerpo sea el que eleve naturalmente estos niveles hasta llegar a un punto aceptable?”, dijo Soriano García.
Del laboratorio a la farmacia
El investigador logró sintetizar y encapsular el aminoácido esencial que contiene el amaranto, y producir una alternativa natural para la depresión leve. Son cápsulas cuyo nombre comercial es AntePro (foto).
El sueño hecho realidad
El investigador creó una empresa familiar llamada Gastronomía Molecular, que además del AntePro, distribuye una bebida nutritiva, leche de amaranto (para niños intolerantes a la lactosa o con alergia alimentaria), hidrolizados (para personas con insuficiencia renal o de la tercera edad), barras nutritivas para diabéticos, cremas hidratantes a base de escualeno y aceite de amaranto para reducir el colesterol.
Una gran ayuda
Sobre el antidepresivo desarrollado por él mismo, Soriano García dijo: “Quizá sus efectos no sean como para bailar y brincar de súbito, pero han mostrado ser útiles cuando el ánimo amenaza con hundirnos y es preciso salir de este trance lo más rápido posible”.
Otras propiedades del amaranto
El amaranto es una excelente fuente de proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales. Por su elevado nivel nutrimental, en 1979 la Academia de Ciencias de los Estados Unidos (NAS) y la Organización para la Alimentación y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) clasificaron al amaranto como el mejor alimento de origen vegetal para consumo humano.