Un caso inédito en Nueva York de trasmisión de VIH entre un donante “vivo” de riñón y un trasplantado alerta sobre la necesidad de revisar las políticas nacionales sobre los estudios que se les realizan a los donantes vivos, en especial en lo que se refiere a los tests de VIH.
El caso involucra a un paciente adulto con una falla renal que recibió un trasplante de riñón en un hospital de esa ciudad en 2009.
Puntos clave
El paciente no tenía VIH antes de ser trasplantado y en el año posterior al trasplante no tuvo ningún comportamiento riesgoso que aumentara el riesgo de contraer VIH. Sin embargo, al año de haber sido trasplantado le confirmaron que tenía estaba infectado.
El donante del riñón fue un adulto que había sido evaluado como potencial donante “vivo”, lo que demostró que hubo un diagnóstico previo de sífilis y de historial sexual con hombres.
Pero los estudios de laboratorio que se le hicieron durante la evaluación inicial 79 días previos al trasplante no mostraron evidencia de infección de VIH.
Hasta que un año después del trasplante, el donante se realizó un estudio de enfermedades de trasmisión sexual y encontró que tenía VIH. De inmediato, el equipo de trasplante fue informado de que el donante era VIH-positivo.
Según un estudio reciente, publicado en la edición semanal “Reporte de morbilidad y mortalidad” de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), realizado por el Departamento de Salud e Higiene Mental de la Ciudad de Nueva York, los exámenes de rutina de los donantes de órganos sobre la infección del virus han hecho que la trasmisión del VIH a través de un trasplante de órganos sea raro en los Estados Unidos.
“Sin embargo, además de los exámenes de rutina, la transmisión del VIH puede ser una complicación poco común dentro del trasplante de órganos y es un tema que concierne a la salud pública”, agrega el estudio.
Para los investigadores, los centros de trasplante deberían utilizar tests más sensibles para detectar mejor a los donantes que puedan ser portadores de VIH.
En una entrevista realizada durante la investigación, el donante explicó que había tenido relaciones sexuales con una pareja de sexo masculino el año antes a la donación, incluyendo el período entre la evaluación inicial y la cirugía de trasplante. El donante no sabía que su pareja sexual era portador del VIH. De hecho, aseguró que no tenía antecedentes con drogas inyectables, tatuajes ni transfusiones de sangre.
Los expertos volvieron a analizar las muestras congeladas del donante y en algunas hallaron evidencia de la infección con VIH, explicaron los autores del estudio.
“Este caso resalta la importancia de la necesidad de revisar la política nacional sobre qué tipo de tests de VIH hacer a los donantes y cuándo hacerlos”, destacaron los autores del estudio. “En especial, los centros de trasplantes deben evaluar a los donantes vivos usando los tests más sensibles lo más cerca posible al día del trasplante. También, los donantes deben ser aconsejados para evitar comportamientos que los ponga en riesgo de contraer VIH porque hasta el test más sensible puede fallar con infecciones recientes”.