"Yo no ayudo a mi esposa con los niños"

La carta comienza relatando que escuchó a un par de señoras en la fila del supermercado al verlo con sus hijos haciendo las compras, decir que hoy en día los padres cada vez más ayudan a las mamás con las cosas de la casa y los niños.

De ahí surgió la idea del psicólogo español de escribir una carta con el polémico título "Yo no ayudo a mi mujer con los niños ni con las tareas de la casa". 

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La carta rápidamente recorrió las redes sociales y según palabras del autor, 72 horas después de haberla publicado, fue leída en su página web por más de 180 mil personas, se compartió 10 mil veces por Facebook en 24 horas  y fue reproducida por importantes periódicos de todo el mundo.

Algo que parece caer ya dentro de la obviedad en los tiempos que corren, sin embargo, parece que no lo es. 

 "Y la verdad es que me alegra muchísimo haber alcanzado ese nivel de “viralidad” hablando sobre algo que no lo es, sino sobre un tema que creo que es de una relevancia absoluta: la corresponsabilidad, la igualdad entre hombres y mujeres, derribar barreras sexistas, educar en la igualdad", dice Soler en su página que colapsó al día siguiente por la cantidad de visitas inesperadas. 

La carta, que apunta contra el modelo patriarcal y dice: "Los hijos, al igual que las tareas domésticas, no son el patrimonio de nadie: ni pertenecen a la mujer ni pertenecen al hombre. Son responsabilidad de ambos. Por este motivo me llega a ofender cuando, de modo muy bienintencionado (soy consciente) me halagan con “lo mucho que ayudo a mi mujer”. Como si no fueran mis hijos o no fuera mi responsabilidad. Hago, con mucho esfuerzo y mucho gusto ni más ni menos que aquello que me corresponde. Al igual que mi mujer. Y por mucho que me esfuerce nunca podré llegar a hacer tanto y tan bien como hace ella".

El tema de la repartición de roles y responsabilidades no es un tema menor en un país como Estados Unidos, en donde se calcula que un 64% de los matrimonios con hijos de menos de 18 años trabajan ambos miembros de la pareja, de acuerdo con datos del Censo Nacional. 

Es más, existen encuestas como las del Pew Reasearch Center que aseguran que 4 de cada 10 hogares estadounidenses, la mujer constituye el único ingreso.

"Quiero que mis hijos crezcan si saber si planchar es cosa de hombres o de mujeres", dice Soler. Ahora bien, hay estudios que indican que algunos aspectos de la pareja pueden afectarse con tanta igualdad.

La otra cara de la igualdad

Si bien cada vez más vemos a los padres ocuparse de las compras, llevar a sus niños a las plazas y ajustar sus tareas a las necesidades de su hogar, hay aspectos como la dinámica de la pareja, sobre todo en lo sexual, que podrían verse afectados por una relación igualitaria porque dicen los expertos, afectaría la diferenciación de roles tan importante en la vida íntima.

Los hombres más dependientes, son más infieles

Un estudio publicado en la American Sociological Review, llamado "Igualitarismo, Tareas Domésticas y Frecuencia Sexual en el Matrimonio", que fue publicado en la revista American Sociological Review, asegura que este tipo de igualitarismo, coloca a la pareja en un tono fraternal, tipo hermanos, lo cual definitivamente disminuye el deseo sexual y la clara diferencia de roles para que el encuentro íntimo suceda.

Una investigación de la Universidad de Washington comprobó que aquellos matrimonios que comparten las tareas del hogar más allá del género, en donde el hombre cocina, plancha y cuida a los niños por igual, reportan tener hasta cinco veces menos sexo al mes que las parejas que mantienen los roles clásicos de la mujer en la cocina y el marido cortando el césped en el jardín.

Ellas tienen más culpa

Por otro lado, cuando vuelven a sus casas, las mujeres parecen vivir con más culpa y ansiedad el tener que atender un llamado telefónico o responder un email de su trabajo. Así lo demostró un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto que analizaron datos de más de 1,000 trabajadores estadounidenses para determinar las diferencias de género en cómo los hombres y las mujeres responden emocional y psicológicamente a un mayor contacto con el trabajo después del horario normal de oficina.

Como conclusión, los hombres se angustiaban mucho menos que las mujeres por el contacto frecuente con el trabajo a través del teléfono, correo electrónico o mensajes de texto.

El trabajo puede verse afectado

Cuando los hombres o las mujeres se salen de los roles tradicionales de género, algunos colegas reaccionan de forma negativa y les faltan el respeto, estableció una investigación de la Escuela de Administración Rotman de la Universidad de Toronto.

Los hombres de clase media que asumen una mayor parte de la crianza y las tareas del hogar familiar con frecuencia se topan con la falta de respeto en el lugar de trabajo.."Su horario no es distinto que el de los demás empleados, pero sus compañeros de trabajo parecen detectar los roles no tradicionales de cuidados y los tratan irrespetuosamente", señaló en un la coautora del estudio, Jennifer Berdahl, profesora de la universidad.

Además, "los empleados de ambos sexo suelen tener una paga más baja y menos promociones tras tomarse tiempo libre para atender a la familia, hasta un grado que no puede explicarse mediante la posible pérdida de habilidades, de horario, de rendimiento o de ambición", agregó.

"Lo que realmente necesitamos es un lugar de trabajo y unas políticas más flexibles que protejan a los empleados que elijan usar esa flexibilidad, o no, independientemente de su sexo", concluyó el estudio.

El equilibrio no es lo mismo que mitad y mitad

Pensar en un reparto de tareas y responsabilidades en un 50 y 50 sería injusto, dice el psicólogo que movilizó el tema en los últimos días. En su opinión, eso sucede también porque aún se sigue tomando como referente el modelo de familia patriarcal en el que el hombre es el proveedor de los recursos y la mujer gestiona el hogar y los hijos. 

Al mismo tiempo, agregó  Soler, que es un error dar por hecho que los hijos son responsabilidad de la madre y es necesario repartir las tareas de modo equilibrado, que no tiene por qué implicar que sea igualitario.

"Pensemos por ejemplo, qué injusto sería un reparto de tareas 50-50 en un caso en el que la mujer llegara a casa a las 20.00 después de 12 horas de trabajo, y su pareja llevara desde mediodía en casa. Un reparto 'mitad tú, mitad yo' sería tremendamente injusto. E igual a la inversa", explica en la carta.

"Así que no, señora, yo no ayudo a mi mujer con los niños. Tampoco con la casa. Estoy con ellos en el supermercado y les paseo porque son mis hijos y me acompañan allá donde voy. Les cambio los pañales, les baño, les llevo al parque o les preparo la comida no por ayudar a mi mujer, sino porque son mis hijos, son mi responsabilidad y quiero que crezcan con un modelo de familia y de reparto de tareas diferente a aquel que Ud. y yo hemos tenido", concluyó.