La psilocibina, una sustancia presente en los hongos alucinógenos, podría producir cambios benéficos y duraderos en la personalidad, revela un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
El cambio principal que estos hongos produjeron se conoce en la jerga médica como "apertura", y consiste en una "mayor apreciación y sensibilidad estética, una mejora en la inteligencia, y más tolerancia ante los valores e ideas de otros", explicó Roland R. Griffiths, director del estudio.
El estudio consistió en administrar psilocibina a un grupo de 52 adultos, de los cuales el 60% experimentó una mayor “apertura”.
"Esta experiencia espiritual es la que permitiría a la gente empezar a ver las cosas desde otra perspectiva, provocando cambios generales en su carácter", analizó el Dr. Charles Grob, profesor de Psiquiatría en la Universidad de California en Los Angeles.
Según el estudio mencionado:
- Los hongos alucinógenos mejoraron la personalidad del 60% de los pacientes analizados.
- También ayudarían a combatir la depresión y la ansiedad en pacientes con cáncer.
- Creen que drogas basadas en estos hongos tienen un enorme potencial terapéutico.
Hongos como antidepresivos
Otra investigación observó que los hongos alucinógenos serían útiles para tratar la depresión ya que tendrían efectos semejantes a los de los antidepresivos.
En dos estudios llevados a cabo por investigadores del Colegio Imperial de Londres se concluyó que podrían tener importantes aplicaciones en la psiquiatría, especialmente para tratar la depresión.
Para las investigaciones, se escaneó la actividad cerebral de 40 voluntarios (30 el la primera, y 10 en la segunda) a quienes se les había suministrado psilocibina, sustancia activa de los hongos alucinógenos. Los científicos observaron que este activo reducía la actividad de diversas áreas del cerebro, como el cortex prefrontal medio y el hipotálamo.
La psilocibina se está utilizando con buenos resultados para tratar la ansiedad y la depresión en pacientes recién diagnosticados con cáncer. "Estos hallazgos pueden tener aplicaciones que ni siquiera imaginamos", declaró la Dra. Katherine MacLean.