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Día 2. Consejos prácticos para evitar el sobrepeso en tus niños

La prevención es la clave. En primer lugar, lo mejor que puedes hacer es evitar que tu hijo engorde ya que luego es más difícil que pierda esas libras o kilos de más. La evidencia demuestra claramente que es mucho más fácil y efectivo prevenir la obesidad que tratarla.

Existen algunos principios sencillos, pero muy efectivos, que se pueden aplicar con el fin de criar a un hijo que no tenga que combatir la batalla, muchas veces perdida, contra la obesidad.

Día 2. Consejos prácticos para evitar el sobrepeso en tus niños

1. Mantén tu casa libre de grasa. Esto quiere decir que no compres “comida chatarra” para la casa y, si ya hay, elimínalas de una vez por todas. La “comida chatarra” comprende todos aquellos alimentos que tienen poco o ningún valor nutricional y que también tienen un alto contenido de calorías. Algunos ejemplos son refrescos o gaseosas, papas fritas, galletas y donas.
En lugar de estos alimentos, llena tu refrigerador con una variedad de frutas y vegetales frescos, yogur semidescremado, quesos semidescremados y jugos de fruta sin azúcar. Sustituye las papas fritas por palomitas de maíz (sabor natural).
Tienes que estar preparado para escuchar quejas como “no hay nada rico para comer en la casa”. Si esto ocurre, simplemente sonríe y sugiere una de las meriendas nutritivas que tienes en el refrigerador. La única explicación que le puedes dar a tu hijo es que esa es la manera que se come en  casa porque lo quieres y te interesa que tenga una buena salud.

2. Combate la inactividad.Para prevenir que tu hijo engorde, tienes que hacer lo posible por evitar que esté sentado mucho tiempo. Si tu hijo no hace suficiente ejercicio no podrá quemar suficientes calorías diarias para mantener un peso normal.
Las grandes multitudes, el creciente tráfico vehicular, la disminución de espacios abiertos para el esparcimiento y la reducción de parques infantiles y de horas para la educación física en las escuelas, no ofrecen buenas oportunidades para que los niños puedan correr, jugar y quemar calorías. Si a esto se le añade la televisión, los juegos de vídeo y las computadoras, es muy fácil que un niño hoy en día llegue a ser sedentario y poco activo.

La falta de ejercicio durante la infancia es muy común y se está convirtiendo en un problema más serio año tras año. De acuerdo con las estadísticas más recientes, más de la mitad de los niños entre 5to y 12vo grado se ejercitan menos de 20 minutos al día, tres veces a la semana y se calcula que las actividades como caminar y montar bicicleta han disminuido en un 40% en comparación con las cifras de hace 20 años.

Realmente es muy triste que por razones sobretodo económicas o ambientales, cada vez más escuelas se encuentren reduciendo o eliminando sus clases de educación física. 

Todo niño merece clases de educación física a diario.
Asimismo, es importante que animes a tu hijo a que participe regularmente en ejercicios fuera de la escuela. Dar un buen ejemplo siempre es una buena idea, así que ¡anímate y haz más ejercicio!

3. Opta por alimentos bajos en grasa y colesterol.Si puedes acostumbrar a tu hijo a que consuma alimentos y cenas bajos en grasa y colesterol, esto le dará una gran ventaja para prevenir el endurecimiento de las arterias y las enfermedades coronarias en su vida adulta.

4. Restringe el consumo de sal.Si desde pequeño tu hijo aprende a comer alimentos con menos sal y los disfruta, y le enseñas a no echarle sal a la comida, las probabilidades de que continúe comiendo con poca sal serán mayores cuando sea adulto, cuando la asociación entre un alto consumo de sal y la hipertensión cobra mayor importancia.

5. Frena el consumo de azúcar.Es muy importante reducir el consumo de la llamada “comida chatarra” – alimentos que contienen primordialmente azúcar refinada, como los caramelos y las gaseosas. Este tipo de alimento le proporciona a tu hijo sólo calorías “vacías” con pocos nutrientes, pero con un alto contenido de calorías.

6. Incluye suficiente hierro.Numerosos estudios han demostrado que una deficiencia de hierro y la anemia por deficiencia de hierro, afectan el proceso de aprendizaje y desarrollo mental de tu hijo.
Otra razón por la que nunca debes  permitir que tu hijo tenga una deficiencia de hierro, es que dicha deficiencia contribuye a que el organismo absorba más plomo del ambiente. Es bien sabido que mucho plomo en la sangre puede causar daño cerebral severo. Por consiguiente, tienes que asegurarte que tu hijo consuma una dieta rica en hierro.
Si tu hijo se caracteriza por comer poco, quizás sea necesario que tome un suplemento de hierro a diario. Recomiendo que este tema lo trates con el médico de tu hijo.

7. Agrega más fibra a la dieta.La fibra no sólo facilita la digestión de tu hijo, sino que además existe evidencia de que ayuda a protegerlo de numerosas enfermedades gastrointestinales, incluyendo la apendicitis, diverticulitis y el cáncer de colon y recto.

Para que puedas cumplir con este listado, a continuación encontrarás ciertas recomendaciones que deberás seguir para que tu hijo esté saludable y se aleje de la obesidad:

  • Prepárale a tu hijo más pescado y pollo (sin la piel) y menos carne de cerdo y ternera. Trata de evitar que tu hijo coma en exceso carnes con altos contenidos de grasa como son la tocineta y las salchichas.
    Es preferible asar, hornear, sancochar o cocinar a fuego lento el pescado y el pollo. Con estos métodos de preparación no es necesario agregar grasa o aceite, los cuales aportan muchas calorías. Trata de evitar que tu hijo coma alimentos fritos.
  • Si tu hijo está pasado de peso, luego de los dos años de edad es preferible que le des leche semidescremada en lugar de leche completa. Reduce su consumo de productos lácteos altos en grasa tales como el helado, la crema batida y los quesos.
  • Sírvele a tu hijo ensaladas, vegetales y frutas frescas todos los días, tanto en las comidas como en las meriendas.
  • Sirve pan integral y pan de centeno integral y otros productos de grano integral así como cereales de grano entero como arroz integral.
  • Limita el consumo de alimentos con un alto contenido de azúcar o sal. Ten la costumbre de no tener el salero en la mesa. 

Por último, recuerda que lo más importante es predicar con el ejemplo.

Los siguientes links te ayudarán a guiarte dentro de tu plan: 

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