Imagina un condón que se lubrique a sí mismo y que esa humedad se mantenga por largo rato, sin resecarse ni causar irritación, a pesar del movimiento continuo. Ese preservativo existe y sus creadores esperan que mejore la vida sexual de las parejas y fomente el sexo seguro.
Los últimos avances en la tecnología de condones se hicieron hace más de 50 años, cuando se introdujo el aceite de silicona como lubricante. Salvo por cambios en sus texturas, grosores, olores y sabores, no habían ocurrido innovaciones en los preservativos hasta que un grupo de científicos de la Universidad de Boston se propuso mejorarlos.
La queja más común sobre los condones convencionales es que, al cabo de un rato, pierden la humedad, se hacen ásperos y pueden provocar irritación, roturas y muchas incomodidades. Por otro lado, los lubricantes comerciales, incluso los que los fabricantes usan en los condones, desaparecen durante el acto sexual. Tomando en cuenta estas deficiencias, los expertos de Boston desarrollaron una opción diferente.
Hablamos de un condón que se autolubrica: está revestido con polímeros que, al entrar en contacto con el agua, retienen la humedad y hacen que se vuelva resbaladizo. Esta fórmula, además, fue diseñada para que se adhiera al condón y permanezca en su superficie de forma continua, detalle que lo hace flexible, duradero y evita que se agriete (y que ocurran fugas).
“El reto era si podríamos idear una tecnología en la que el condón fuera autolubricante. En otras palabras, en presencia de solo humedad o agua o fluidos vaginales, básicamente se volvería resbaladizo”, explicó el profesor Mark Grinstaff, coautor del estudio.
La investigación, que fue financiada por la fundación Bill y Melinda Gates, se publicó en Royal Society Open Science esta semana. En el artículo, los autores detallan todas las pruebas que hicieron para evaluar las capacidades del nuevo material versus el convencional y el convencional con lubricante añadido.
Lo probaron friccionando una superficie similar a la piel durante 16 minutos de movimiento repetido (emulando el acto sexual). El condón autolubricante permaneció constantemente resbaladizo, mientras que el de látex recubierto en lubricante mostró una "disminución de la lubricidad"; también fue mucho más resbaladizo que el de látex convencional.
También pidieron a 33 participantes (13 eran hombres) que usaran los tres tipos, sin saber cuál era cual. El 85% del grupo dijo que, después de aplicar el agua, el autolubricante era el más resbaladizo, el 73% informó que preferirían usar los nuevos condones y varios afirmaron que podría aumentar su uso de condones con este nuevo material.
Para Grinstaff los resultados fueron una grata sorpresa y le hacen pensar que el condón autolubricante no solo tendrá una gran aceptación; sus cualidades podrían superar la resistencia de muchos usuarios.
El siguiente paso sería un estudio para evaluar si el nuevo preservativo también proporciona un resultado físico de sexo más placentero. Como la idea ya está patentada, es posible que los condones autolubricantes estén en el mercado dentro de un par de años.
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