Los trastornos del neurodesarrollo son un grupo de problemas mentales que se inician en la infancia. Algunos de ellos son los déficits intelectuales, los trastornos de aprendizaje, el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, los trastornos del espectro autista y los trastornos del lenguaje.
Trastornos del desarrollo del lenguaje
En los trastornos del desarrollo del lenguaje, los niños presentan dificultades al hablar o comprender el lenguaje hablado.
En general, la detección precoz permite una actuación más oportuna, lo que genera grandes beneficios a los procesos de rehabilitación en los niños que lo padecen.
Dentro del grupo de los trastornos del lenguaje, se describe en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el trastorno de la comunicación social, un diagnóstico que se debe diferenciar de los trastornos del espectro autista.
Trastorno de la comunicación social
En los casos de trastorno de la comunicación social, las personas tienen deficiencias en cómo usan la comunicación. No son lo suficientemente efectivos para compartir información y tienen dificultad con el uso social de la expresión verbal y no verbal de la comunicación.
A estos pacientes se les dificulta comprender los códigos no verbales, les cuesta ajustar la comunicación, para adaptarse a lo que el oyente necesita.
No realizan, de una manera adecuada, los cambios que debemos hacer en nuestro lenguaje verbal y no verbal, para que este se corresponda, no sólo al contexto en el que ocurre, sino también al interlocutor que lo recibe.
Un ejemplo de lo anterior sería: no hablar de manera adecuada en un grupo o un salón de clase, en el trabajo, con un niño o con un adulto, con una figura de autoridad o con una persona de otra cultura.
Es frecuente que estas personas no entiendan el doble sentido, las metáforas, el significado de las frases de acuerdo al contexto, por lo que la interpretación del lenguaje tiende a ser literal.
Les cuesta utilizar los recursos no verbales para regular el significado de las frases y el intercambio cuando se conversa. Por ejemplo: no respeta los turnos al hablar, no puede reconocer y expresarse de otra manera, cuando detecta que su interlocutor no está entendiendo.
Estas dificultades, generan un impacto en la comunicación asertiva y afectan el desempeño en los distintos contextos en que debe desenvolverse la persona, por lo que limita la comunicación y la socialización.