José Antonio Ramírez Serrano es un niño de 11 años de Ciudad Juárez, en México, que nació con un linfangioma venoso en el hombro, que inhibe la libre circulación de fluidos. Los médicos de la Universidad de Nuevo México dijeron a los padres del niño que tendría que someterse a varias cirugías y tratamientos para eliminar la acumulación del líquido.
La familia carecía de los medios económicos para costear el tratamiento, y el tumor fue aumentando de tamaño hasta alcanzar tal magnitud que comenzó a afectar su visión. El mayor temor de los padres del niño era que se extendiera hasta comprometer el corazón.
En un comunicado, Kristean Alcocer de la Primera Iglesia Baptista de Rio Rancho, informó que el lunes 17 de noviembre, José fue sometido a una cirugía en el Hospital de Niños de la Universidad de Nuevo México para remover el tumor. La intervención duró más de 12 horas y requirió la participación de 25 profesionales médicos.
“El proceso de recuperación será largo y el muchacho aún tendrá que sortear muchos desafíos”, manifestó Alcocer, quien aloja a José mientras recibe atención médica.
En julio de 2012, la división de investigaciones del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. asistió a la familia para trasladar al niño desde su barrio, ubicado en una de las ciudades más peligrosas del mundo por la presencia de los cárteles de la droga.
Los agentes federales ayudaron a la familia después de que varios integrantes de la Primera Iglesia Bautista lo conocieran durante una visita de misioneros. La historia y las imágenes del niño se viralizaron en las redes sociales, y a raíz de ello las autoridades de la Iglesia observaron un aumento en las donaciones para costear las cirugías de José.
La entidad reunió dinero durante dos años hasta que el caso atrajo atención internacional y funcionarios de EE.UU. ayudaron al menor a recibir asistencia en Nuevo México.
Tras la cirugía, la condición de José hizo que la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, pidiera a las autoridades federales que extendieran el permiso de estadía de José en EE.UU. para poder continuar con el tratamiento.
Según informaron los directivos de la institución, el niño necesita nuevas cirugías para reconstruirle el omóplato y retirar los excesos de piel. Según informó Alcocer, José habla frecuentemente con sus padres, quienes lo visitan siempre que pueden.
La peregrinación por los hospitales y el camino hacia la curación de José comenzó en 2012, cuando consultaron con especialistas del Hospital de la Universidad de Nuevo México. En aquél momento, la cirujana infantil Cynthia Reyes les informó que el tumor acumulaba líquido, rodeaba la tráquea y comprimía las vías aéreas del niño.
El riesgo del avance del tumor era que impidieran que José pudiera respirar, con el consiguiente peligro para su vida. La propuesta de la doctora fue suministrarle un medicamento experimental para tratar de reducir el tamaño del tumor, para luego poder operarlo.
La droga sugerida fue el Sildenafil, conocido más familiarmente con Viagra, ya que se comprobó que ayuda a reducir linfangiomas en niños pequeños. Pero el tratamiento era costoso e insumía el desembolso de $2,000 dólares mensuales. Afortunadamente el laboratorio que lo produce aceptó suministrarlo en forma gratuita, y José pudo comenzar con el tratamiento.