Muchos hombres de mediana edad viven ahora obsesionados por su imagen y tienen fobia a mostrar su cuerpo, un físico que consideran vergonzoso y flácido, y que intentan perfeccionar con dietas estrictas, anabólicos y extenuantes sesiones en el gimnasio que los aíslan del mundo: sufren de vigorexia, un nuevo trastorno que está creciendo.
Obsesivos, controladores e inseguros, ese es el perfil de los hombres que están cayendo en la trampa de verse perfectos.
Puntos clave
Los primeros que están analizando este fenómeno a nivel cifras son los médicos europeos. Los expertos estiman que en España hay entre 20,000 y 50,000 personas que padecen de vigorexia, un trastorno que implica una obsesiva preocupación por el aspecto físico y una visión distorsionada de su propia imagen.
Los hombres jóvenes, con la autoestima muy baja, y que en algunos casos han recibido burlas en su infancia por su aspecto físico, son los que en su mayoría caen en la vigorexia, explicó a 20minutos.es, el Doctor Antoni Grau, del Instituto de Trastornos Alimentarios de España.
Estos hombres están tan obsesionados por tener un cuerpo firme, que pasan demasiados horas en el gimnasio, o práctican deportes en forma desenfrenada, sin tener en cuenta los riesgos que implica.
Y también modifican su dieta. Para el vicepresidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE), Miguel del Valle, "se alimentan casi exclusivamente de proteínas y algunos carbohidratos, eliminando las grasas de su dieta con el fin de obtener más masa muscular", declaró el experto.
Daños colaterales
Los médicos han advertido que muchos de estos hombres consumen además esteroides, sustancias en su mayoría ilegales que estimulan el desarrollo muscular y disminuyen la grasa. Entre los efectos más frecuentes provocados por estas sustancias están el encogimiento de testículos, infertilidad, calvicie y mayor riesgo de padecer cáncer de próstata.
Los médicos creen que la imagen que se recibe de la publicidad y la moda, tienen mucha relación con la vigorexia. Y para proteger a los niños y jóvenes, el Doctor Grau recomienda enseñar y educar desde la infancia, aunque reconoce que "mientras se sigan transmitiendo determinados valores respecto a los modelos sociales estándar a imitar, el reto es complicado", puntualizó.