Los investigadores analizaron los registros de nacimiento de cerca de 660,000 segundos hijos nacidos en California entre 1992 y 2002. El diagnóstico de autismo se confirmó a través de los registros del Departamento de Servicios del Desarrollo de California.
Los segundos hijos que fueron concebidos en el plazo de un año desde el nacimiento del primer hijo eran más de tres veces más propensos a tener autismo que los niños concebidos con más de tres años de diferencia.
Además, los bebés concebidos dentro de los 12 y 23 meses siguientes tenían casi el doble de riesgo de autismo, mientras que los bebés concebidos dentro de los 24 y 35 meses siguientes eran 26 por ciento más propensos a tener autismo, hallaron los investigadores.
"Creemos que esta investigación es importante porque el hallazgo ofrece una pista clave sobre lo que posiblemente sean factores de riesgo modificables para el autismo", apuntó la autora del estudio Keely Cheslack-Postava, investigadora posdoctoral de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. "Pero en vista de que desconocemos cuál es el intervalo entre embarazos que realmente importa, no podemos afirmar en este punto que aumentar el tiempo entre embarazos sea el consejo ideal".
Los investigadores observaron una tendencia similar en el nacimiento de niños subsiguientes y también que los terceros hijos que nacen con poca diferencia de tiempo están en mayor riesgo de autismo.
El estudio aparece en la edición de febrero de Pediatrics.
No se conoce la razón por la que los intervalos cortos entre embarazos podrían elevar el riesgo de autismo, pero podría tener algo que ver con que el cuerpo de la madre no ha tenido el tiempo suficiente para recuperarse por completo del embarazo anterior, señaló Andy Shih, vicepresidente de asuntos científicos de Autism Speaks.
"Cuando se tiene un hijo tan rápidamente después del primero, es posible que el ambiente del útero no se haya recuperado lo suficiente para apoyar de manera adecuada un segundo embarazo", señaló Shih.
Los investigadores apuntaron que el primer embarazo puede agotar los nutrientes críticos, como el ácido fólico y el hierro, y la madre también podría estar más estresada durante el segundo embarazo.
Los hallazgos son especialmente importantes porque las mujeres suelen tener bebés a intervalos cortos entre ellos. Entre 1995 y 2002, la proporción de nacimientos que tuvo lugar dentro de los 24 meses siguientes a un embarazo anterior aumentó de 11 a 18 por ciento.
Esto podría deberse a que más mujeres retrasan el primer embarazo y suelen apresurarse para tener su segundo hijo porque les preocupa el hecho de que su fertilidad disminuya, señalaron los investigadores.
Al mismo tiempo, la incidencia de autismo está aumentando. Los intervalos cortos entre embarazos podrían ser un factor aunque no definitivamente el único que conduzca al autismo, explicó Shih.
En el estudio, los investigadores tomaron en cuenta la edad del padre y de la madre, la educación de los padres y otros factores que podrían afectar el riesgo de autismo, así como la probabilidad de que un niño reciba un diagnóstico de autismo.