El flúor es un mineral se halla naturalmente en las rocas y se mezcla con al agua, el aire y la tierra. Hace algunos años se descubrió que al estar en contacto con la saliva y la placa dental ayuda a fortalecer el esmalte dental, y por ende a prevenir la formación de caries y la necesidad de extracciones. Es por eso que hace décadas se lo agrega como suplemento al agua de red y también se lo empezó a utilizar en dentífricos, enjuagues bucales y en tratamientos realizados por los odontólogos en el consultorio.
Pero el uso de flúor empezó a ser cuestionado y a raíz de investigaciones epidemiológicas y en animales realizadas en EE.UU., se sugiere que la exposición pre y post natal al flúor podría tener efectos adversos en el desarrollo neurológico. Esto podrían llegar a causar desorden de atención e hiperactividad (ADHD) en niños y adolescentes.
Un estudio publicado en febrero de 2015 en el journal Environmental Health es el que más vehemente sugiere la inconveniencia del uso de flúor en el agua potable. Se basó en datos de niños de 4 a 17 años de la Encuesta Nacional de Salud Infantil de 2003, 2007 y 2011 y la prevalencia de agua con flúor según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) entre 1992 y 2008. Según los investigadores, se hallaron tasas más altas de diagnostico de ADHD y medicación específica para esta enfermedad en los niños de los estados donde el porcentaje de flúor en el agua potable es mayor.
De todos modos, en septiembre de 2010, el Departamento de Salud y Servicios Humanos anunció que se bajaría a la mitad el porcentaje de flúor agregado a la red: de los 1,2 mg utilizados desde 1962 a 0,7 miligramos por litro. La decisión no fue a causa de las denuncias de Environmental Health sino porque en la actualidad la población tiene más acceso al flúor con el uso de la pasta de dientes, los enjuagues bucales, etc. Y una concentración mayor que lo recomendable tiene el riesgo de desarrollar fluorosis, una condición solamente cosmética que causa la formación de pequeñas manchas blancas en la superficie de los dientes.
Los CDC aseguran que el uso flúor en el agua potable está respaldado con evidencia científica por organizaciones de salud multinacionales y publicas de varios países, expertos en medicina y salud dental, biofísicos, químicos, patólogos toxicológicos y epidemiólogos. Todos determinaron que no se halló evidencia de que el flúor cause efectos no deseados en la salud, a excepción de la fluorosis dental.
ADHD ¿sobre diagnosticado?
Los CDC revelaron que el porcentaje de niños con diagnostico de ADHD sigue en aumento. Y pasó de un 7,08% en 2003 a un 9.5% en 2007 y un 11 % en 2011, con lo cual casi uno de cada cinco varones estadounidenses en edad escolar y un 11 % de los niños en general son diagnosticados con déficit de atención. La cifra refleja un marcado aumento sobre la década pasada y preocupa a muchos doctores que temen que el ADHD se esté diagnosticando – y medicando – en exceso en los niños estadounidenses.
Hay casi 6.4 millones de niños de 4 a 17 años que son diagnosticados con ADHD en algún momento de su vida, que representa un aumento del 16% desde 2007 y un 41% en la década pasada. Dos tercios de los casos se medican con estimulantes que pueden mejorar notablemente la vida de los correctamente diagnosticados con ADHD, pero también causar adicción, ansiedad y psicosis ocasional.
El doctor William Graf, pediatra, neurólogo y profesor de la Escuela de Medicina de Yale, afirma que estas son cifras astronómicas. Y según declaró en un artículo de esta casa de estudios, muchas veces los síntomas leves son diagnosticados en forma anticipada, aún cuando estén en una zona ambigua lindante con la excitación propia que cualquier niño sano tiene a esa edad.
El caso es preocupante, y según informó en una entrevista televisiva el periodista Alan Schwarz de The New York Times, es probable que cada vez más adolescentes sean diagnosticados y medicados. La Asociación Americana de Psiquiatría quiere cambiar la definición de ADHD para permitir que más gente reciba diagnostico y tratamiento bajo el “ala” de esta enfermedad.
Algunos doctores y pacientes recibieron bien la decisión de que se amplíe el diagnostico como evidencia de que el desorden esta mas aceptado y reconocido. Otros en cambio, aducen que millones de niños podrían estar tomando medicación solo para aplacar su comportamiento o para que le vaya mejor en la escuela. De hecho, en la actualidad se han detectado hábitos peligrosos, ya que las píldoras se comparten o se venden entre compañeros, con el riesgo para la salud que esto implica.