¿Los smartphones están volviendo infelices a los jóvenes?

Un reciente artículo escrito por Jean Twenge, profesora de Psicología en la Universidad de San Diego, y publicado en The Atlantic advierte que la llegada de los teléfonos inteligentes ha cambiado radicalmente todos los aspectos de la vida de los adolescentes, desde la naturaleza de sus interacciones sociales hasta su salud mental.

Por primera vez, una generación entera está atravesando por la adolescencia con los smarthphones siempre presentes. Estos jóvenes son los nacidos entre 1995 y 2012, y se los conocen como "iGen". Ellos ya tienen una cuenta de Instagram antes comenzar la escuela secundaria y no recuerdan cómo eran las cosas sin Internet.

¿Los smartphones están volviendo infelices a los jóvenes?
Los jóvenes nacidos 1995 y 2012 atraviesan las adolescencia con los teléfonos siempre presentes | Foto: ISTOCK

Twenge sostiene que los miembros de esta generación están físicamente más seguros, que beben menos, aprenden a conducir más tarde y que tienen una menor actividad sexual. Sin embargo, señala, psicológicamente son más vulnerables que los millennials.

"Las tasas de depresión en adolescentes y el suicidio se han disparado desde 2011. No es una exageración describir a la  iGen como una generación que está  al borde de la peor crisis de salud mental en décadas. Gran parte de este deterioro puede atribuirse a sus teléfonos", señala Twenge.

 iGen v.millennials

La diferencia con los millennials, que crecieron también con la web, es que para estos últimos Internet no estuvo siempre presente en sus vidas, a mano en todo momento, día y noche.

En cambio, los miembros más antiguos de la "iGen" eran jóvenes adolescentes cuando el iPhone se introdujo en 2007, y estudiantes de la escuela secundaria cuando el iPad entró en escena en 2010.

Una encuesta del año 2017 entre más de 5,000 adolescentes estadounidenses encontró que tres de cada cuatro poseían un iPhone.

Así, los adolescentes de hoy no están pasando tanto tiempo con sus amigos en una interacción cara a cara. Esta tendencia, destaca Twenge, se da entre los adolescentes pobres y ricos, de todos los grupos étnicos, en las ciudades, suburbios y ciudades pequeñas. Allí donde hay torres de telefonía celular, hay adolescentes que viven sus vidas en su teléfono inteligente.

¿Infelices?

Para la profesora  de la Universidad de San Diego el aumento tanto de los teléfonos inteligentes como de las redes sociales ha causado un terremoto de una magnitud que no hemos visto en mucho tiempo. “Hay pruebas convincentes de que los dispositivos que hemos puesto en las manos de los adolescente están teniendo efectos profundos en sus vidas y los están haciendo profundamente  infelices”, enfatiza.

En contrapartida, Sarah Rose Cavanagh, psicóloga y directora asociada en el Centro de Excelencia Eductativa del Assumption College, cuestionó los datos que utilizó Twenge para su reporte.

"Hizo caso omiso a los estudios que sugieren que el uso de pantallas no está asociados con resultados como la depresión y la soledad o que sugieran que el uso activo de las redes sociales pueden relacionarse con resultados positivos como la capacidad de resiliencia.

Además, agrega Cavanagh,  la gran evidencia contraria a la tesis de "generación destruida" es lo que la misma Twenge  observa:  la "iGen"  tiene tasas mucho más bajas de consumo de alcohol, sexo sin protección, tabaquismo o accidentes de tráfico que las generaciones anteriores.

"Es cierto que debemos  realizar estudios de investigación cuidadosos sobre los efectos del ‘tiempo de pantalla’ en la mente en desarrollo de los jóvenes, y debemos estar abiertos a lo que dicen esos datos.  Debemos estar preocupado por la depresión en adolescentes e investigar sus causas. Sí, debemos dejar de lado  nuestros teléfonos de vez en cuando y dar un paseo por los bosques. Pero mi sospecha es que los niños van a estar bien”, finaliza Cavanagh.

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