Los hallazgos publicados en la Journal of the American Medical Directors Association basados en la revisión de 17 diferentes investigaciones, concluyen que los espacios al aire libre ofrecen ambientes que promueven la relajación, fomentan la actividad y reducen la agitación de las personas que padecen algún tipo de demencia.
Rebecca Whear, autora principal del estudio, asegura que hay un "interés creciente" por conseguir que este tipo de enfermos tenga una buena calidad de vida sin necesidad de medicación. "Pensamos que los jardines podrían beneficiar a los pacientes, proporcionándoles la estimulación sensorial necesaria y un ambiente que favorece los recuerdos del paciente. Son además espacios perfectos para la relajación y para el recuerdo de hábitos que han proporcionado bienestar al enfermo en el pasado", explicó.
Los resultados de la investigación serían un primer intento de unificar una serie de estudios en torno al tema y pone de relieve algunos aspectos que se han de tener en cuenta a la hora de utilizar los jardines como espacios de terapia para el enfermo de demencia.
"Hay mucho que no sabemos acerca de cómo el diseño de un jardín y su entorno influyen en el bienestar, sin embargo, resulta evidente que estos espacios ofrecen una amplia gama de formas de interacción. Queremos evaluar la respuesta de cada enfermo para asegurar que las experiencias son aprovechadas al máximo por los enfermos de demencia, sus cuidadores y familias", señaló por su parte la Dra. Ruth Garside, otro de los investigadores.
¿Qué es la demencia?
El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés), refiere que demencia es el nombre que designa a un grupo de síntomas causados por trastornos que afectan el cerebro. No es una enfermedad específica. Las personas con demencia pueden dejar de ser capaces de pensar lo suficientemente bien para llevar a cabo las actividades normales, tales como vestirse o comer. Pueden perder su capacidad para resolver problemas o controlar sus emociones, estar agitados o ver cosas que no existen.
La pérdida de la memoria es un síntoma común de demencia. Sin embargo, la pérdida de la memoria en sí no quiere decir que alguien tiene demencia. Las personas con demencia tienen problemas serios con dos o más funciones cerebrales, tales como la memoria y el lenguaje. Aunque la demencia es común en personas mayores, no es parte normal del envejecimiento.
Hay muchos trastornos que causan demencia. Algunos, tales como la enfermedad de Alzheimer, conducen a una pérdida progresiva de funciones mentales. Pero, otros tipos de demencia pueden ser detenidos o revertidos con un tratamiento apropiado.
La demencia es provocada por el daño a las neuronas. Una lesión en la cabeza, un accidente cerebrovascular, un tumor o una enfermedad en el cerebro (como la enfermedad de Alzheimer) pueden dañar las neuronas y provocar demencia.
Cifras de la Asociación de Alzheimer de Estados Unidos indican que entre 4 y 5 millones de norteamericanos padecen de algún tipo de demencia, y este mal se ha convertido en la sexta causa de muerte en EE.UU. Además, refiere que una de cada ocho personas mayores de 65 años es víctima del olvido patológico y de los cuidadores que atienden al paciente en su casa (es decir, sin internar), el 80% es algún familiar.
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