Uma Thurman apareció con una nueva (y casi irreconocible) cara en la premiére de de la miniserie “The slap” en Nueva York después de haber pasado por el quirófano. Es que a pesar de estar dotada de una gran belleza natural, ella se considera un “patito feo” y expresó en entrevistas sentirse gorda.
La actriz de “Pulp Fiction”, "Kill Bill" y la más reciente “Nymphomaniac” declaró que “durante años me han dicho que supuestamente soy guapa y yo jamás he creído una palabra”. Pero algunos medios aseguran que Thurman sí ha reconocido padecer de un trastorno mental que la lleva a tener una distorsión de su propio aspecto.
Se llama dismorfofobia o trastorno dismórfico corporal y puede definirse, según la Asociación Americana de Psiquiatría, como "una preocupación excesiva por un defecto corporal inexistente o de escasa entidad". Este pesar es exagerado, produce malestar e interfiere gravemente en la vida cotidiana del sujeto, dificultando las relaciones sociales.
Uma reconoció que tiene problemas con su cuerpo prácticamente desde siempre. “Pasé los primeros 14 años de mi vida convencida de que mi aspecto era horroroso. Era alta, con pies grandes y rodillas huesudas. Me sentía muy fea. Tenía una nariz grande, una boca grande, y esa clase de ojos separados en los que parece que tuvieras dos peces nadando entre las orejas" confesó.
¿Cuándo querer ser bella se transforma en un trastorno? Desear una imagen perfecta no significa tener un trastorno psicológico, pero cuando la preocupación por el cuerpo y la insatisfacción con el mismo no se adecúan a la realidad, ocupan la mente con intensidad y generan malestar, interfiriendo negativamente en la vida cotidiana, entonces se puede convertir en un problema clínico, informa la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología.
Todos tenemos partes de nuestro cuerpo que no nos gustan. De hecho, siempre han existido personas más o menos acomplejadas por el acné, las gafas, los dientes deformes, las orejas salientes, la baja estatura, la nariz grande, etc. “Todas estas preocupaciones son, hasta cierto punto, normales y en la adolescencia emergen con toda la fuerza. Pero existe un grupo de personas en las que estas preocupaciones sobre los defectos del cuerpo y sobre la apariencia física, lejos de disminuir con el tiempo, aumentan o se mantienen, produciendo un gran malestar e impidiendo llevar adelante una vida normal” agrega la fuente española mencionada.
La industria de la belleza
Este trastorno lleva a muchos a gastar una fortuna con tal de verse mejor, y en ese sentido, la industria los “ayuda” con miles de opciones estéticas seductoras.
“Gastan el dinero en cremas, por ejemplo, en el caso de que estén obsesionadas con las arrugas, o van al quirófano. Se pueden operar de la nariz y da igual porque como no es la nariz el problema, sino que ellas/ellos se perciben mal, se vuelven a operar”, declaró Antonio Caño, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés al medio ABC de España.
En el caso de Thurman, el problema no quedó en la adolescencia como en la mayoría de las personas. "Por la circunstancia que fuere, el trastorno la ha seguido acompañando en la edad adulta. De hecho, reconoció que después de haber tenido a su primera hija se veía gorda. Lo que demuestra que padece dismorfofobia -señala Caño- que puede producirse incluso cuando no hay una sola señal real del problema y si no, véase la extrema delgadez de la actriz”.