Qué mejor manera de comenzar el 2014 que con 40 kilos menos. Esa es la realidad del actor Tom Arnold, quien a raíz del nacimiento de su hijo se propuso este objetivo, y lo cumplió.
Puntos clave
- El actor llegó a pesar 130 kilos.
- El nacimiento de su hijo lo orilló a bajar de peso.
- Recurrió a dietas y al ejercicio cardiovascular.
“Algo cambió dentro de mí. Supe que necesitaba vivir el mayor tiempo posible”, explicó el artista a la revista People acerca de convertirse en papá.
Y es que la salud del comediante no era la más óptima. Llegó a pesar 130 kilos después de una larga lucha contra la depresión y de una manera compulsiva de comer.
Su alimentación, no era nada moderada. Para iniciar el día Arnold comía un omelette de seis huevos con queso, acompañado con seis salchichas de pavo y avena, por aquello de las grasas.
Más tarde, devoraba una pizza de carne extra grande con palitos de pan cubiertos de queso. Y por si no fuera suficiente, bebía 15 refrescos de dieta a lo largo del día, algo que lo hacía sentir con “mucha vergüenza”.
No obstante, todo se transformó con la llegada de su hijo Jax en abril de 2013. “Al momento en que lo vi me di cuenta de que merece lo mejor”, comentó Tom por lo que de inmediato se propuso renunciar a este tipo de alimentación y cambió los pasteles por el ejercicio cardiovascular, el entrenamiento de circuito y los abdominales.
Algo que hay que considerar detrás de todo el desorden alimenticio tiene que ver con la cuestión de las emociones, pues Tom Arnold estuvo sumergido durante mucho tiempo en la depresión, lo que lo habría llevado a comer de manera desmedida. Este tipo de conductas obedecen a la obesidad emocional.
Este problema, más que cualquier dieta es la razón por las que las personas no pueden bajar de peso. Los investigadores mexicanos Diana Andere, con maestría en nutrición y Enrique Sánchez, con maestría en psicoterapia analítica, fueron los encargados de desarrollar una profunda investigación acerca de los problemas mentales, que más que cualquier comida, te hacen engordar.
“Me empecé a dar cuenta que muchas de las personas con sobrepeso u obesidad tienen el problema que comen en exceso porque se refugian en la comida para calmar su ansiedad”, comentó Andere a HolaDoctor.
Después de descubrir que la ansiedad está detrás de la alimentación compulsiva “empezamos a hacer intervenciones compartidas sobre los pacientes. Tuvimos que trabajar con ellos de cómo viven esto o aquello, casos muy específicos”, comentó Enrique Sánchez y explicó que el estado de ánimo influye en que una persona coma demasiado o no: “Puede ser que están estresados, nerviosos, preocupados, tristes hasta felices. Son emociones o sensaciones que uno no está consciente de ellas”.
Por ejemplo, “ponemos el caso de un joven que tiene una madre muy exigente, entonces al no sentirse perfecto se castiga comiendo, porque la comida también puede ser una forma de castigo de hacerte engordar, de llenarse la panza hasta que me duela: ‘merezco estar gordo’”, agregó Sánchez.
“En el momento en que este hombre siente que decepciona a su madre se pone a comer mucho y el puede ir a que le den 200 dietas diferentes y no le van a servir porque el tiene una necesidad emocional de ser castigado”.
Una de las razones por las que el gobierno de Estados Unidos busca erradicar la obesidad radica en los altos costos que se reflejan en los tratamientos en el sector salud.
Un estudio aplicado en 2011 por investigadores de RTI International, la Universidad de Duke y la Agencia de Investigación y Calidad de la Atención de Salud de EU reveló que la obesidad cuesta a los estados hasta quince mil millones de dólares al año.
Sin embargo, no todo está perdido. Lograr un peso saludable y mantenerlo es un reto a largo plazo para las personas con sobrepeso o con obesidad. Sin embargo, también puede ser una oportunidad para disminuir los riesgos de presentar otros problemas graves de salud.
Parte del tratamiento, para una persona con obesidad emocional radica en llevar una dieta saludable y en consultar a un nutriólogo y a un psicoterapeuta. Los resultados podrán notarse al cabo de unos meses, de acuerdo con los especialistas.