No es que se haya convertido en un vampiro, pero últimamente la actriz cubana Lis Vega se ha hecho tan adicta de la sangre que ahora recure a tratamientos estéticos en donde se inyecta plaquetas con la intención de regenerar su piel.
Según difunde TV Notas, la artista, quien reside en Miami, Florida, emprendió un viaje a la ciudad de México para recibir este procedimiento de manos de su doctor de cabecera Juan Carlos Arellano.
“Ésta es la tercera ocasión (que lo hago), el doctor recomienda que me lo aplique cada tres meses, y la verdad es que sólo con él tengo la confianza de hacérmelo, pues éstas son cosas muy delicadas”, comentó la artista a la publicación.
¿En qué consiste?
El “método vampiro”, como se le conoce a esta práctica a la que recurre Vega, es un proceso en el que un médico extrae sangre de la misma persona, la enriquece y la centrifuga hasta aislar el plasma que contiene plaquetas y fibrinas que estimulan el crecimiento de tejido nuevo. Luego inyecta esta sustancia, o Selphyl, su nombre comercial, en la cara para rellenar arrugas o líneas de expresión.
“Es más natural y mucho menos alergénico que otros productos comerciales para rellenar arrugas”, explica al respecto el Dr. Eduardo Lorenzo, anestesiólogo, que comenzó a ofrecer este tratamiento en su clínica de Florida. “Los pacientes prefieren Selphyl porque es el propio tejido de sus cuerpos, nada químico”, agregó.
Este tipo de tratamiento ha sido la sensación de Hollywood en los últimos años. De hecho, en un capítulo del reality “Keeping Up with the Kardashians”, se muestra cuando la socialité Kim Kardashian acude con un especialista para que le inyecten un poco de su propia sangre.
Aunque los cambios en la piel no se perciben inmediatamente, los resultados toman un poco más tiempo en hacerse notar. De acuerdo con algunos pacientes, al cabo de tres semanas reportaron mejoras visibles en las áreas en donde aplicaron el tratamiento con una duración de aproximadamente 18 meses.
El efecto de la sangre
Según el Dr. Lorenzo, el plasma rico en plaquetas que se extrae de la misma sangre del paciente estimula la producción de colágeno y del “factor de crecimiento propio de la persona que va a ser tratada”.
El plasma es la parte líquida de la sangre que transporta las células rojas y blancas y las plaquetas a través de las venas. La sangre que extraen del brazo del paciente se introduce en una cámara centrífuga. Esta máquina se ocupa de separar las plaquetas y las fibrinas girando la cápsula a gran velocidad. Luego, se extrae la sustancia separada y se inyectan en la capa superior de la piel a fin de generar la producción de colágeno y rellenar la superficie.
Las plaquetas son fragmentos del citoplasma que estimulan los factores de crecimiento. Las fibrinas son proteínas solubles que también tienen un rol importante en el proceso de coagulación de la sangre.
El precio para este excéntrico procedimiento estético no es nada barato, pues algunos pacientes, como la misma Lis Vega pagan entre $900 y $1,500 por sesión para tratar de desaparecer las arrugas, bolsas debajo de los ojos y cicatrices del acné. El costo de lucir siempre joven.