El actor y productor mexicano Gonzalo Vega falleció el 10 de octubre de 2016 a los 69 años. A lo largo de siete años lidió con el síndrome mielodisplásico (MDS), una afección caracterizada por la falta de producción de suficiente plasma sanguínea en la médula ósea.
La enfermedad le había sido diagnosticada en 2010, poco tiempo después de realizarse unos chequeos en Estados Unidos donde los médicos le dijeron que padecía leucemia.
La información que Vega tenía sobre su enfermedad no era optimista. “Yo padezco una enfermedad y no hay medicina para curarla. Las medicinas que me dan me ayudan a tener calidad de vida, a disfrutar de la comida y de la vida, pero hasta hoy no se ha descubierto una droga que la cure”, comentó Vega en 2014.
¿Qué es el síndrome mielodisplásico?
Generalmente, la médula ósea se constituye por células productoras de sangre, células adiposas y tejidos de sostén que facilitan el crecimiento de las células productoras de sangre, que a su vez son necesarias para producir nuevas células.
En el síndrome metabólico, algunas de las células en la médula ósea son dañadas y presentan problemas para producir nuevas células sanguíneas por lo que muchas de las células que se producen son defectuosas.
Dichas células a menudo mueren más temprano que las células normales y el organismo también destruye algunas de las células sanguíneas anormales, dejando al paciente con bajos recuentos sanguíneos puesto que no hay suficientes células sanguíneas normales, apunta el Instituto Nacional de Cáncer.
Ante la falta de producción de células sanguíneas, como glóbulos blancos, rojos y linfocitos, el paciente puede experimentar desde cansancio, debilidad, piel más pálida, problemas para respirar, aparición de moretones y sangrado, fiebre, así como mayor vulnerabilidad para contraer infecciones.
Se calcula que cada año de 10,000 a 15,000 personas son diagnosticadas con este problema en Estados Unidos. De esta cifra, cerca de la tercera parte de los pacientes puede experimentar progresión del MDS hasta convertirse en un cáncer de rápido crecimiento de las células de la médula ósea, conocido como leucemia mieloide aguda.
Si bien, el MDS puede afectar a personas sin importar su edad. Más del 80% de los casos suceden en personas mayores de 60 años.
El diagnóstico
A través de muestras de sangre y de médula ósea los médicos diagnostican esta enfermedad. También mediante el análisis en el cambio de cromosomas de las células de la médula ósea conocida como citogenética. No obstante, el MDS puede llegar a ser difícil de detectar.
El mejor tipo de tratamiento dependerá del tipo de MDS que tenga el paciente (citopenia refractaria y anemia refractaria con sideroblastos anillado en los casos más comunes), nivel de riesgo, edad y estado general de salud.
Las opciones de tratamiento incluyen transfusiones de plaquetas para limitar el riesgo que el sistema inmune desarrolle anticuerpos que ataquen las plaquetas transfundidas. También se pueden tratar las células con radiación y filtrar los glóbulos blancos antes de la transfusión. La quimioterapia o los nuevos tratamientos con medicamentos también pueden ayudar a sobrellevar la enfermedad.