Cuando decidimos establecer una relación de pareja, naturalmente esperamos que en el tiempo se mantenga el vínculo, pero en algunas ocasiones esto no es posible y se produce la separación.
Es particularmente difícil tomar esta decisión cuando tenemos hijos. En estas circunstancias no solo los sentimientos y pensamientos de la pareja son importantes sino que debemos considerar lo que pasa con los niños.
Cómo sobrellevar un buen divorcio
No necesariamente el divorcio o la separación deben ser traumáticos para los niños. Tan dañino es un matrimonio conflictivo como un divorcio lleno de desacuerdos y peleas.
Cuando estamos en medio de un trance de separación, podemos perder el foco, y en ocasiones nos olvidamos del equilibrio emocional de los niños, del nuestro y, con más frecuencia, el de nuestra expareja.
Es importante considerar estos aspectos ya que, en la medida en que facilitemos el proceso, lograremos un ambiente más sano para todos.
¿Qué es un conflicto de lealtades?
Es relativamente frecuente que los padres involucren a los niños en el conflicto de pareja, y traten que los hijos asuman un bando dentro de la discordia marital. Esto se denomina conflicto de lealtades.
Esto es quizás una de las peores cosas que podemos hacer. Tus hijos no son jueces. La verdad no está en identificar quién tiene la culpa, o en inclinar el favor de ellos a tu lado, la verdad está en que los niños generalmente aman a sus dos padres. Evita hablar mal de la madre a tus hijos.
Es importante recordar que si se materializó la separación, así estemos en desacuerdo, nos quedan nuestros hijos y la posibilidad de que nuestra pareja anterior esté bien para ellos.
Cuando buscar ayuda de un terapeuta
Si tú o tu pareja anterior no pueden ponerse en la posición de los niños, y no tienen como prioridad la salud mental de ellos y el grupo en conjunto, algo no está funcionando bien.
Te recomiendo ampliamente buscar ayuda con un especialista: psicólogo, psiquiatra, o consejero matrimonial.
Transformarte en un mejor padre, prepárate para ayudar a que tus hijos aprendan de este trance, pero sobre todo a que se sientan queridos y amados.