Nuevos datos e inquietudes sobre las drogas para la obesidad semaglutida, tirzepatida y retatrutida

Los medicamentos para tratar la obesidad han sido el centro de discusiones médicas, desde que nuevas drogas salieran al mercado, repletas de promesas y de preguntas. Algunas de ellas, junto con la presentación de resultados de nuevas investigaciones, se plantearon en la reciente conferencia de octubre de la ObesityWeek, realizada en Dallas, Texas. La información y opiniones de especialistas se compilaron en un artículo en la edición de diciembre de JAMA Network.

Las discusiones se centraron en la semaglutida, el agonista del receptor GLP-1 para el control crónico del peso comercializado como Wegovy, y la tirzepatida, un péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) y un agonista del receptor del polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP). La tirzepatida, cuya marca es Zepbound, fue aprobada por la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU. (FDA) el 8 de noviembre.

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Puntos clave

  • La semaglutida y la tirzepatida son fármacos que imitan hormonas originalmente usadas para tratar la diabetes.
  • Hay preguntas sobre la sostenibilidad de la pérdida de peso.
  • Y de potenciales consecuencias para la salud por su uso.

La semaglutida y la tirzepatida son fármacos que imitan hormonas aprobadas originalmente como terapias para la diabetes con los nombres comerciales Ozempic y Mounjaro, respectivamente.

El doctor John Michael Taormina, profesor asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, enfatizó uno de los puntos más críticos de esta discusión: “En la era de los fármacos altamente eficaces para el control del peso, el papel de los cambios intensivos en la dieta, y del ejercicio y asesoramiento conductual frecuente puede ser menos claro”, expresó.

En esa línea se presentaron los resultados del ensayo SURMOUNT-3 diseñado para ver la eficacia de incorporar el medicamento tirzepatida después de una intervención intensiva en el estilo de vida que incluyó una dieta baja en calorías, 2,5 horas o más de actividad física por semana y terapia conductual frecuente.

Según los autores del estudio, a pesar de ser una "piedra angular del control de la obesidad", la eficacia general de la intervención intensiva en el estilo de vida es limitada porque sólo una minoría de personas logra una pérdida de peso significativa, y es común recuperarlo. 

En el ensayo SURMOUNT-3, 600 participantes divididos de manera aleatoria en dos grupos, uno recibió tirzepatida y el otro placebo, ya habían perdido una media del 5% de su peso como parte de una intervención intensiva en el estilo de vida de 3 meses. Su índice de masa corporal (IMC) inicial antes de la intervención en el estilo de vida era 30 o más, o 27 o más con al menos una complicación relacionada con la obesidad además de la diabetes.

Después de 72 semanas, las personas que recibieron dosis de 10 mg o 15 mg de tirzepatida perdieron un 18% adicional de su peso corporal en promedio, mientras que las personas que recibieron un placebo recuperaron un 2,5% de su peso corporal.

La eficacia de la tirzepatida fue clara, pero aún quedan dudas sobre cuánto ejercicio o restricción calórica es necesaria con los nuevos medicamentos contra la obesidad, dijo Taormina, que trata a pacientes con obesidad en la Clínica de Bienestar y Control de Peso Anschutz de la universidad.

En el ensayo que siguió, el SURMOUNT-4, las personas que recibieron tirzepatida durante 88 semanas perdieron el 26% de su peso corporal sin ninguna intervención intensiva en el estilo de vida. Estos resultados se presentaron este octubre en la reunión de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes. 

Aunque se siguen realizando ensayos para analizar la interacción de estos nuevos medicamentos con otras intervenciones, hay todavía otras preguntas por responder, por ejemplo, entre ellas: ¿los pacientes que toman estos medicamentos pierden masa corporal magra saludable? ¿Desarrollan deficiencias nutricionales? ¿Cuáles son los resultados del consumo de estos nuevos fármacos dependiendo de la edad de la persona y de si tiene afecciones preexistentes?.

Otra preocupación es el cambio de peso y la consistencia en el consumo de los medicamentos, dijo Taormina. En este escenario, las personas que han perdido un peso significativo dejan de tomar los medicamentos, recuperan peso principalmente en forma de grasa (aumentando su porcentaje de grasa total) y "posteriormente pueden tener mayores dificultades para perder peso en futuros intentos", explicó.

Otra de las discusiones durante la semana científica, que lideró la doctora Jacinda Nicklas, fue el uso de estos medicamentos por género. Al profundizar en los datos de los ensayos STEP de semaglutida, las mujeres tuvieron una mayor reducción de peso que los hombres. 

Lo mismo ocurrió en un ensayo clínico de fase 2 de retatrutida para el tratamiento de la obesidad sin diabetes tipo 2. Los participantes que recibieron la dosis más alta perdieron un promedio del 24% de su peso corporal, pero las mujeres perdieron mucho más: alrededor del 29% en comparación con aproximadamente el 20% de los hombres.

En lugar de proporcionar respuestas definitivas, los médicos dijeron que la conferencia demostró que los especialistas están ansiosos por obtener más datos sobre la nueva generación de medicamentos anti obesidad, y de las herramientas actuales para determinar el grado de obesidad, más allá del IMC, una controversial medida independiente de la obesidad. 

Taormina dijo que las mediciones de la composición corporal, como la circunferencia de la cintura o la absorciometría de rayos X de energía dual (DXA), deberían incluirse en los ensayos clínicos de nuevos medicamentos, pero también deberían estar disponibles y ser asequibles para las personas que actualmente reciben tratamiento para la obesidad.

Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.