La pandemia de COVID-19 tuvo graves efectos directos e indirectos sobre la salud y el bienestar de las sociedades en Latinoamérica, con interrupciones sustanciales de los servicios para afecciones distintas a la infección por COVID-19, que necesitan de una atención médica continua.
Dos trabajos publicados en la edición de diciembre de Health Affairs analizan información administrativa de centros de salud de países de la región, que muestran la profundidad de una crisis de atención y económica que todavia persiste.
Puntos clave
- Latinoamérica y el Caribe fueron de las regiones con más muertes relacionadas con COVID-19.
- La investigación en hospitales estimó que se podrían haber evitado aproximadamente 96,000 muertes si los países hubieran mantenido el acceso a una atención sanitaria consistente para todas las afecciones.
- Una preocupación importante del debate post pandemia es cómo calibrar las medidas sociales y de salud pública para reducir los costos de salud, económicos y sociales.
Uno de ellos observó el estado de la atención de salud y de las hospitalizaciones, y el número de muertes prematuras que pueden evitarse mediante el acceso a servicios de atención sanitaria eficaces y oportunos para personas menores de 75 años en Brasil, Ecuador, México y Perú.
En estos países, entre marzo de 2020 y diciembre de 2021, las internaciones por afecciones no vinculadas a COVID bajaron un 28% y la tasa de mortalidad aumentó un 15% en relación con los años pre pandémicos. Las enfermedades no transmisibles como las afecciones cardíacas, la diabetes y la insuficiencia renal, representaron el 89% de este aumento de la mortalidad.
“Esta asociación se mantuvo incluso después de tomar en cuenta los efectos directos de COVID-19 y las estrategias de mitigación, lo que indica que probablemente fue impulsada por un acceso reducido a la atención para condiciones de salud potencialmente mortales pero tratables, con consecuencias significativas para la salud de la población, especialmente en las áreas más pobres”, destacan los investigadores en el trabajo.
Agregan que es probable que los impactos a largo plazo sean mayores debido a los efectos retardados de la falta de servicios preventivos, las reducciones en las pruebas de detección y las brechas en el tratamiento.
Estas brechas no solo se profundizaron durante la pandemia por razones de atención médica, sino también por el potente impacto en el mercado laboral y la economía a causa de los aislamientos.
Latinoamérica y el Caribe fueron de las regiones con más muertes relacionadas con COVID-19, a pesar de las estrictas normas de confinamientos. Estas regulaciones, implementadas al comienzo de la pandemia, impactaron en los trabajadores a través de la abrupta reducción de horas de trabajo en una fracción considerable de la población activa, analiza el segundo trabajo, en base a datos recopilados de Argentina, Brasil, Jamaica y México.
Los resultados del análisis económico en relación con la pandemia de COVID-19 indican que el impacto económico fue desigual entre los países como resultado de diferentes trayectorias pandémicas, medidas sociales y de salud pública y aceptación de la vacunación, así como diferencias socioeconómicas y respuestas fiscales. “Los formuladores de políticas deben sopesar las ventajas y desventajas de tomar decisiones estratégicas para salvar vidas y medios de subsistencia, reflexionan los investigadores.
Tanto las decisiones económicas como las de salud pública mostraron tener un impacto en la mortalidad: Argentina y México, por ejemplo, tuvieron una mayor pérdida de producto interno bruto (PIB) y menos muertes en comparación con Brasil.
La investigación en hospitales estimó que se podrían haber evitado aproximadamente 96,000 muertes si los países hubieran mantenido el acceso a una atención sanitaria oportuna y de alta calidad durante la pandemia. “Este estudio destaca la importancia de mantener los servicios de atención médica esenciales, particularmente para pacientes con enfermedades crónicas, y la necesidad de crear sistemas de atención médica más resilientes para minimizar las consecuencias negativas de la interrupción de la atención médica durante las emergencias sanitarias”.
Para minimizar el exceso de mortalidad durante futuras emergencias, los países deben priorizar evitar interrupciones en los servicios de atención de salud mediante una planificación integral de emergencias, la coordinación de la atención, un mayor uso de la telemedicina, una comunicación efectiva y mejores esfuerzos de recuperación.
Una preocupación importante del debate post pandemia es cómo calibrar las medidas sociales y de salud pública para reducir los costos de salud, económicos y sociales. Aunque COVID-19 está pasando a una etapa endémica, se deberán seguir adaptando las medidas sociales y de salud pública a los aumentos ocasionales del coronavirus u otras pandemias virales que puedan surgir en el futuro.
Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.