El sueño es esencial para la supervivencia de los seres humanos, pero también representa un momento de extrema vulnerabilidad a los depredadores, a los congéneres hostiles y a los peligros ambientales. Para reducir los riesgos de dormir, la hipótesis del "centinela" propone que los animales de un grupo comparten la tarea de vigilancia durante el sueño, mientras unos duermen otros están despiertos.
Así, lo que algunos llaman insomnio en realidad puede ser un mecanismo de supervivencia milenaria.
Una investigación de la Universidad de Duke, en conjunto con las universidades de Nevada (Las Vegas) y de Dar es Salaam (Tanzania) confirma que la teoría del centinela, es aplicable a los seres humanos.
El estudio, que se realizó con una tribu de cazadores-recolectores modernos en Tanzania (Africa), encontró que, para las personas que viven en grupos, las diferencias en los patrones de sueño comúnmente asociados con la edad ayudan a que por lo menos una persona esté despierta en todo momento.
Tribu Hadza
Aunque la mayoría de las investigaciones sobre el sueño humano se llevaron a cabo en laboratorios bajo condiciones artificiales, en esta oportunidad el equipo de científicos realizó las pruebas en el norte Tanzania, donde la tribu Hadza vive de la recolección de sus alimentos siguiendo los ritmos de día y de noche, tal como lo hicieron los seres humanos durante cientos de miles de años.
Los Hadza viven y duermen en grupos de entre 20 a 30 personas. Cada noche se reúnen en el mismo lugar, donde jóvenes y ancianos duermen fuera junto a su hogar o juntos en chozas de hierba y ramas tejidas.
Los investigadores, utilizando dispositivos que miden luz y actividad, descubrieron que entre los 33 hombres y mujeres estudiados - de entre 20 a 60 años -, sólo había 18 minutos de los 13.000 minutos totales que todos los miembros del grupo estaban dormidos. Además, encontraron que el 40 por ciento del grupo estaba despierto en algún momento.
Los hallazgos pueden ayudar a explicar por qué los Hadza generalmente no envían centinelas para vigilar durante toda la noche, puesto que no es necesario, dicen los investigadores. Su variación natural en los patrones de sueño, junto con el sueño ligero o inquieto en los adultos mayores, es suficiente para asegurar que al menos una persona esté en guardia en todo momento.
El rol de los ancianos
Los investigadores encontraron que los horarios de sueño desparejo eran un subproducto del cambio de patrones de sueño común con la edad. Los participantes mayores de 50 y 60 años se acostaron antes y se despertaron antes que los de entre 20 y 30 años.
"Nuestra hipótesis es que su comportamiento de alondra y tiempos de sueño más cortos cumplen una función: los ancianos sirven como centinelas a las horas del día cuando otros duermen. Por lo tanto, es importante tener personas de todas las edades en cualquier población", señaló David Samson, profesor asistente de antropología en la Universidad de Toronto.
"Muchas personas mayores van a los médicos quejándose de que se despiertan temprano y no pueden volver a dormirse. Tal vez algunos de los problemas médicos que tenemos hoy podrían explicarse no como trastornos, sino como una reliquia de un pasado evolutivo en el que fueron beneficiosos", agregó el coautor de la investigación Charlie Nunn, profesor de Antropología Evolutiva en Duke.