Una explosión en la planta nuclear de Fukushima, al norte de Japón y cerca de Sendai, epicentro del terremoto de 8,9 grados de magnitud, tiene a la nación aterrada ante la posibilidad de que se expanda una nube tóxica.
El gobierno japonés declaró “alerta nuclear” luego de que se cerraran automáticamente las cuatro centrales nucleares que se encuentran en la zona afectada por el terremoto, que azotó la costa noreste de Japón el viernes 11 y provocó un tsunami con olas de hasta diez metros que llegó hasta la ciudad de Sendai y un incendio en una planta nuclear.
Puntos clave
- Pediatras temen por la radiación de las camas solares en adolescentes
- Escáneres cardíacos aumentan el riesgo de cáncer
- Pacientes de diálisis se exponen a la radiación
Como medida preventiva, las autoridades ordenaron evacuar las zonas que rodean las plantas nucleares. Las personas que viven dentro de un radio de 20 kilómetros, tuvieron que dejar sus hogares, mientras los ingenieros trabajan para restablecer las plantas.
No obstante, el primer ministro de ese país, Naoto Kan, declaró a través de la televisión que no existía peligro, ya que no había sido reportada ninguna actividad radioactiva si bien continúan monitoreando la situación: “No existe ningún riesgo inminente de radiación en la planta nuclear. Incluso, si los rodillos de combustible se derriten y la presión dentro del reactor aumenta, la radiación no puede filtrarse mientras el reactor siga funcionando”, declaró Tomoko Murakami, director del grupo de energía nuclear del Instituto de Economía y Energía de Japón.
Según la "Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial" (NISA, su sigla en inglés), las emisiones de las instalaciones de estas plantas nucleares nunca mostraron ningún aumento de la radiación.
Envenenamiento por radiación
Conocido como el Síndrome Agudo de la Radiación, se trata de una enfermedad seria que ocurre cuando el cuerpo recibe en forma total o parcial altas dosis de radiación, generalmente durante un período breve de tiempo, explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, su sigla en inglés).
Muchos de los sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, en 1945, y muchos de los bomberos que asistieron luego del accidente de Chernobil sufrieron este síndrome.
El accidente de la planta nuclear de Chernobil, ocurrido en Ucrania en 1986, liberó una enorme cantidad de yodo radiactivo que afectó el funcionamiento de la glándula tiroides en miles de personas. Y causó cáncer de tiroides en miles de niños. El accidente de esta planta nuclear tuvo una potencia 500 veces mayor que las de las bombas lanzadas en la II Guerra Mundial en Japón.
Síntomas de la exposición a la radiación
Entre los primeros síntomas del Síndrome Agudo de la Radiación, que pueden aparecer desde apenas unos minutos luego de la exposición hasta días después están:
Luego de estos síntomas, es frecuente que las personas se sientan nuevamente saludables por un corto tiempo, hasta que vuelven a aparecer otros síntomas, como:
- Pérdida del apetito
- Fatiga
- Fiebre
- Naúseas
- Vómitos
- Diarrea
- Convulsiones
- e incluso, coma
Otra de las consecuencias de la radiación es el daño en la piel. Puede incluir inflamación, picazón y enrojecimiento, y llegar hasta la pérdida del cabello.
Al igual que con los otros síntomas, la piel puede parecer haberse curado, hasta que regresan los síntomas y perduran por días o semanas.
A mayor exposición, menos es la expectativa de vida de las personas que sufren este síndrome. La causa del fallecimiento en la mayoría de los casos es la destrucción de la médula espinal, como consecuencia de infecciones o derrames internos.
Los efectos de la radioactividad
Todas las personas han recibido aunque sea una pequeña cantidad de radiación provenientes de fuentes naturales, como la radiación cósmica, las piedras, la tierra o el aire, explica la Asociación Nuclear Mundial.
Sin embargo, los estándares de protección contra la radiación asumen que cualquier dosis puede involucrar algún riesgo para la salud.
Según el experto en medicina radiactiva Benrd Dormes, médico que forma parte del equipo alemán que llegó a Tokio para ayudar en el desastre, todo depende del viento. "Si llega a expandirse una onda radiactiva todo depdende del clima: los vientos son los mejores aliados para que una nube tóxica abarque millas en pocas horas".