Después de una cena con tus amigos, te despiertas a mitad de la noche con náuseas, y luego te pasas las próximas horas yendo al baño demasiadas veces. Cuando hablas con tus amigos al día siguiente, te enteras de que nadie más se enfermó.
¿Te intoxicaste con los alimentos, o te atacó un virus estomacal?
La intoxicación alimenticia y un germen estomacal son en esencia lo mismo: una infección viral o bacteriana que provoca gastroenteritis, el término médico para designar la inflamación del estómago y los intestinos, que causa vómitos y diarrea.
La diferencia es si contrajiste la infección al comer algo que estaba contaminado con una bacteria o un virus, o al tocar una superficie contaminada y transferir los gérmenes de las manos a la boca.
En la mayor parte, las molestias gastrointestinales provocadas por bacterias como la salmonella y la E. coli son usualmente transmitidas por alimentos.
Los virus gastrointestinales pueden propagarse en el ambiente o ser transmitidos por los alimentos. Por ejemplo, los norovirus son una importante causa de enfermedades transmitidas por los alimentos, por lo general a través de productos frescos o mariscos, pero son altamente contagiosos y se propagan con rapidez en las superficies que tocan las personas infectadas. (Por eso tienen la mala fama de propagarse en los cruceros).
Además, las enfermedades provocadas por estos virus tienden a ser estacionales: alcanzan su punto máximo en invierno en una parte del país, y en primavera o verano en otra.
Identificando el origen
Independientemente del modo en que el patógeno que te hace sufrir entró en tu sistema, el tratamiento inicial es el mismo (lee "Cómo empezar a sentirte mejor" más adelante).
Pero por varios motivos es bueno intentar determinar si la fuente de tus problemas fue algo que comiste. Si todavía tienes parte de esa comida que te hizo daño, deshazte de ella.
Reportar las sospechas de enfermedades transmitidas por los alimentos a las autoridades del departamento de salud local puede hacer que se inicie una investigación para precisar qué alimento te enfermó. Esto tiene una importancia particular si resulta que te enfermó una comida en un restaurante o algún alimento contaminado que sigue en venta en los supermercados.
Y por último, algunos tipos de enfermedades transmitidas por los alimentos pueden resultar letales, o provocar problemas crónicos de salud mucho después de que la diarrea y los vómitos hayan parado. Por ese motivo, es esencial conocer las señales de advertencia que te dicen que ha llegado el momento de acudir al médico en lugar de esperar a que se te pase.
Cuando la comida contiene gérmenes
Es probable que se trate de una intoxicación alimenticia si otra persona que comió los mismos alimentos también se enfermó, señala James E. Rogers, Ph.D., director de seguridad e investigación sobre los alimentos de Consumer Reports.
Pero es posible enfermarse por un alimento que no parece afectar a nadie más, simplemente porque la hamburguesa o el pedazo de papaya que tú consumiste estaban más contaminados con las bacterias que provocan la enfermedad.
Los síntomas de intoxicación alimentaria (dolor abdominal, calambres estomacales, y múltiples ataques de diarrea o vómitos) tienden a ser más graves, pero a durar menos, cuando se trata de un germen estomacal.
Si simplemente te duele el estómago o tienes acidez, hinchazón o gases, pero no vómitos ni diarrea, es probable que se trate de una indigestión, y no de una infección.
Las personas que sospechan que tienen una intoxicación por alimentos con frecuencia dan por sentado que es por algo que comieron justo antes de comenzar a sentirse enfermos, pero no siempre es así. Las enfermedades transmitidas por los alimentos son provocadas por muchas bacterias, virus, parásitos diferentes o toxinas producidas por bacterias. Los síntomas que presentas y qué tan rápidamente los sientes es algo que varía según qué contaminante tenía tu comida.
Por ejemplo, puedes sufrir náuseas y vómitos severos apenas una hora después de comer una ensalada de pollo contaminado que contenga un tipo de bacteria productora de toxinas llamada Staphylococcus aureus. Pero si te comes una hamburguesa que contiene E. coli O157:H7, puedes tardar más de una semana en tener una diarrea severa o algún otro de los desagradables síntomas que provoca.
Y el periodo entre comer carnes frías contaminadas con la bacteria listeria y desarrollar fiebre y dolores musculares, junto con síntomas gastrointestinales, podría extenderse a más de un mes. Echa un vistazo a esta útil tabla de las enfermedades transmitidas por los alimentos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para más detalles sobre los síntomas provocados por las bacterias que son responsables de las más comunes, junto con ejemplos de los alimentos en que se encuentran.
Cómo empezar a sentirte mejor
La prioridad es mantenerte hidratado. Los ataques de diarrea y vómitos pueden significar que estás perdiendo más fluidos y electrolitos de los que ingieres, lo que conduce a la deshidratación.
Los primeros síntomas de esto incluyen dolores de cabeza y mareo. Pero en los casos severos, se pueden desarrollar complicaciones graves que incluyen inflamación en el cerebro, convulsiones y una reducción en el volumen sanguíneo y la presión arterial que podría ser mortal.
Para reemplazar los electrolitos perdidos y prevenir la deshidratación, las autoridades de los CDC recomiendan beber soluciones orales de rehidratación como Ceralyte, Oralyte, o Pedialyte, que señalan que son más efectivas que las bebidas deportivas para tratar las enfermedades transmitidas por los alimentos.
Pero no recurras de inmediato a medicamentos contra la diarrea como el Immodium (que se vende bajo el nombre genérico loperamida). Si eres un adulto por lo demás sano, en general tomarlos es seguro, pero si no estás vomitando los fluidos, quizá lo mejor sea esperar a que se te pase.
“La diarrea puede hacerte sentir muy mal, pero no es necesariamente mala. El hecho de que las evacuaciones se hagan más lentas puede hacerte sentir mejor al principio, pero también significa que el germen que está causando los síntomas permanece más tiempo en tu sistema”, advierte Marvin M. Lipman, M.D., asesor médico principal de Consumer Reports.
Pero, definitivamente no uses medicamentos contra la diarrea si tienes diarrea sanguinolenta o una fiebre de más de 101.5 °F. Son señales de que las bacterias podrían estar dañando el revestimiento de tus intestinos. En esas circunstancias, los medicamentos contra la diarrea podrían empeorar tu afección, porque hacer que el paso de las heces por los intestinos sea más lento significa que las bacterias o toxinas nocivas permanecerán más tiempo en ellos, lo que les da más oportunidades de pasar del revestimiento intestinal dañado a tu torrente sanguíneo y propagarse más.
Cuándo debes ir al médico
Comunícate con el médico si tienes diarrea durante más de 3 días (24 horas para los bebés y las personas mayores) o si experimentas cualquiera de los siguientes síntomas:
- Vómitos prolongados que hacen que retener los líquidos sea imposible.
- Diarrea sanguinolenta
- Una fiebre de más de 101.5 °F
- Síntomas de deshidratación, como una reducción en el volumen de la orina, resequedad de la boca y garganta, y una sed abrumadora, o mareo al ponerte de pie.
Es probable que tu médico indique pruebas de heces y sangre para determinar la causa. Si resulta que tienes listeria o salmonella transmitida por los alimentos que se ha propagado al torrente sanguíneo, te recetará un antibiótico. Es probable que el tratamiento primario sean fluidos intravenosos para combatir la deshidratación. En casos graves, quizá sea necesaria la hospitalización.
Algunas personas son más vulnerables a las infecciones transmitidas por los alimentos que las demás, y dichas infecciones les provocan una enfermedad más severa. Con ellas, podría ser buena idea ser precavidos y comunicarse con el médico cuando aparecen los primeros síntomas, en lugar de esperar a que aparezcan esas señales de advertencia.
Los niños pequeños y las personas mayores que se enferman con la E. coli que produce la toxina Shiga, como la O157:H7, tienen un riesgo más alto de desarrollar una complicación llamada síndrome urémico hemolítico (SUH), que puede provocar un daño renal potencialmente letal, por ejemplo.
Otros grupos de alto riesgo incluyen a las mujeres embarazadas y a los bebés, además de cualquiera que tenga una enfermedad intestinal subyacente como la colitis ulcerativa, o cuyo sistema inmune esté debilitado debido a enfermedades o a tratamientos como la quimioterapia y los esteroides a largo plazo.
Para leer más, visita Consumer Reports