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Cómo se pueden vencer las superbacterias

Uno de los mayores descubrimientos médicos del siglo XX ocurrió de manera accidental. En 1928, el científico Alexander Fleming encontró moho en una de sus placas de Petri; luego comprobó que alrededor de donde crecía el moho todas las bacterias habían sido destruidas. El moho bactericida fue la primera forma que tuvo la penicilina... y así fue como nuestra sociedad ingresó en una nueva era médica. 

De pronto, enfermedades mortales como la tuberculosis, la escarlatina, la meningitis bacteriana y la difteria se podían curar con una pastilla. Las intervenciones quirúrgicas en las enfermedades cardiovasculares y los trasplantes de órganos, como asimismo la quimioterapia, salían bien porque esos medicamentos milagrosos barrían con las infecciones surgidas luego del tratamiento.

| Foto: THINKSTOCK

Pero a menos de un siglo de aquel descubrimiento revolucionario, los antibióticos están perdiendo su eficacia salvadora. Su abuso ha permitido que las bacterias evolucionaran de tal forma que ahora se han vuelto inaccesibles a los medicamentos. Esto condujo al surgimiento de las “superbacterias”, entre ellas el estafilococo aureus resistente a la meticilina (MRSA, por sus siglas en inglés) y las bacterias resistentes a 3 o más clases de antibióticos. 

Y a medida que aumenta la cantidad y variedad de las superbacterias, el desarrollo de antibióticos capaces de acabar con ellas va quedando a la zaga. 

Cada año, más de 2 millones de estadounidenses contraen infecciones resistentes a los antibióticos y 23,000 sucumben fatalmente. “Los antibióticos en los que habíamos confiado durante décadas están perdiendo eficacia... y corremos el riesgo de retroceder a la época en que la gente se moría de infecciones simples”, dice Tom Frieden, M.D., M.P.H., director de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC).

Durante el año pasado, Consumer Reports investigó los peligros del abuso de antibióticos en hospitales y consultorios. (Ver nuestras ediciones de agosto y septiembre de 2015). Pero en ningún otro lugar se hace peor uso de estos medicamentos que en las industrias avícola y ganadera. Alrededor del 80% de los antibióticos que se venden en el mercado estadounidense se administran a animales que son criados para el consumo humano: cerdos, vacas, pollos y pavos. 

Los datos más recientes de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) muestran que durante 2013 en Estados Unidos se vendieron más de 32 millones de libras de antibióticos para su uso en animales destinados al consumo: más del 17% que apenas 4 años antes.

Recientemente, algunos productores avícolas y ganaderos, como Tyson, y cadenas de restaurantes, como McDonald’s y Subway, se han comprometido a reducir la producción o venta de carne vacuna, porcina y de ave proveniente de animales criados con antibióticos. “Pero todavía está por verse si semejantes medidas terminan o no por reducir significativamente el uso de antibióticos”, dice Gail Hansen, D.V.M., quien cuenta con más de 25 años de experiencia en salud pública veterinaria y en enfermedades infectocontagiosas.

“En años recientes hemos visto cómo algunas de las bacterias que más comúnmente se encuentran en los alimentos (gérmenes como la salmonella y el campylobacter) se vuelven cada vez más resistentes a algunos antibióticos”, dice Robert Tauxe, M.D., M.P.H., director adjunto de la División de Enfermedades transmitidas por los alimentos, el agua y el medio ambiente de los CDC. 

Estas cepas resistentes pueden causar infecciones que son “más severas, de mayor duración y más difíciles de tratar”, enumera Tauxe. De hecho, los cálculos que hicimos a partir de datos de los CDC muestran que alrededor del 20% de las personas que se enfermaron a causa de un microorganismo resistente a los antibióticos no se contagiaron en el hospital ni de otra persona: les llegó a través de su comida.

Superbacterias en la carne que comes

Hace 4 años, Ruby Lee, de Sandy, en el Estado de Oregon, estuvo luchando por su vida contra una superbacteria. Tenía tan sólo 10 meses de edad cuando sus padres se apresuraron a llevarla a la sala de emergencias con diarrea severa y fiebre alta. “Ruby estuvo tan enferma los primeros días que apenas si se movía”, cuenta su madre, Melissa Lee. “Teníamos terror de perderla”. 

Los médicos finalmente diagnosticaron que la enfermedad que padecía Ruby formaba parte de un brote de salmonella Heidelberg causado por carne molida de pavo y que enfermó además a otras 135 personas en varios estados. Aquélla bacteria se había vuelto resistente a varios antibióticos, pero afortunadamente los médicos de Ruby encontraron uno que todavía resultaba efectivo.

Incluso la simple manipulación de carne contaminada entraña un riesgo. Ken Koehler, de 55 años, siempre cocinaba muy bien sus hamburguesas. Pero aún así se enfermó durante un brote que hubo en 2011 de salmonella typhimurium vinculado a la carne de res molida. 

Los funcionarios de salud pública le dijeron que la bacteria resistente podía haber llegado a sus manos mientras amasaba la carne cruda para formar los medallones de carne que luego cocinaría. Tras semanas de cama, este vecino de Old Orchard Beach, en Maine, cuenta que aquélla fue una de las peores experiencias de su vida. Los antibióticos curaron la infección, pero la recuperación fue lenta. “Pasó un mes antes de que pudiera comer una comida completa”, recuerda. “Mi sistema digestivo todavía no ha vuelto a la normalidad”.La historia de Ruby y la de Ken no son incidentes aislados. A menudo la información de que se dispone sobre casos como estos es incompleta, pero según datos de los CDC, hubo al menos 6 brotes multiestatales de alimentos infectados con bacterias resistentes a los antibióticos desde 2011 a la actualidad. El mayor de ellos, vinculado a los pollos de Foster Farms, se inició en la primavera de 2013 y continuó hasta el verano de 2014, infectando a 634 personas en 29 estados. Alrededor de un 40% tuvieron que ser internados debido a la gravedad de su situación, duplicando así el porcentaje habitual de hospitalizaciones en brotes de salmonella.

“Las bacterias resistentes a los antibióticos son demasiado comunes en nuestro suministro de carne”, señala Urvashi Rangan, Ph.D., directora ejecutiva del Centro de Seguridad y Sustentabilidad de Consumer Reports. 

“Los brotes multiestatales reciben mucha atención mediática, pero en las cifras se subestima la cantidad total de casos de enfermedades, ya que hay muchos más que ocurren a nivel local”. Por ejemplo, en agosto último, en el Estado de Washington, 152 personas se enfermaron por comer carne de puerco contaminada con salmonella inmune a 4 antibióticos. 

“A lo largo de los años, hemos analizado cientos de paquetes de carne de res, de aves y de camarones que fue envasada para su venta en supermercados, y encontramos bacterias resistentes a múltiples medicamentos en muestras de los tres tipos de animal”, cuenta Rangan.

Para leer el Informe completo, visita Consumer Reports, donde hallarás: 

  • Por qué se les dan medicamentos a los animales 
  • Por qué la resistencia entraña riesgos 
  • ¿Qué cadenas y qué productores tienen las mejores prácticas? 
  • La embestida de la industria 
  • Nuestro defectuoso suministro de alimentos 
  • Los defectos del plan gubernamental 
  • Progreso avícola 
  • El lenguaje de las etiquetas en la carne 
  • Los consumidores como artífices del cambio