En un segundo informe, el mismo grupo de investigadores señala que han identificado 13 variantes genéticas que parecen dirigir la grasa al vientre o a los muslos.
"Hemos dado un gran paso adelante en la identificación de nuevas variantes genéticas que contribuyen a la susceptibilidad a la obesidad y al almacenamiento de más grasa en la cadera o en la cintura", apuntó la investigadora Ruth Loos, líder del grupo del Programa de Etiología Genética de la Obesidad de la Unidad de Epidemiología del MRC del Instituto de Ciencias del Metabolismo de Cambridge, Reino Unido.
Loos advirtió que estos genes no se pueden usar para predecir si un individuo se volverá o no obeso. En estos momentos, han identificado genes relacionados con la obesidad, pero aún no se sabe cómo actúan exactamente estos genes para desarrollar una vulnerabilidad a la obesidad, agregó.
"Pero si conocemos la biología, quizá podamos inventar una estrategia preventiva más efectiva. Quizá podemos identificar proteínas a las que podemos dirigir medicamentos", señaló Loos. "Tardaremos unos cuantos años antes de que estos nuevos descubrimientos se traduzcan en nuevas intervenciones".
Además, portar estas variantes genéticas no quiere decir que un individuo vaya a ser obeso definitivamente. "La predicción no es mucho mejor que sólo lanzar una moneda al aire", señaló Loos.
Para el primer estudio, Loos y colegas analizaron los datos de 46 estudios genéticos que habían identificado genes asociados con el índice de masa corporal (o IMC, una medida que toma en cuenta la estatura y el peso). En conjunto, en estos estudios participaron 123,865 personas.
En este metaanálisis, que es una revisión de estudios publicados previamente, el grupo de Loos fue capaz de encontrar 18 nuevas regiones genómicas asociadas con el IMC y confirmar 14 regiones que habían sido identificadas antes.
Loos apuntó que entre más variantes genéticas tenga una persona, más susceptible será a la obesidad. Estas variantes se pueden heredar tanto de la madre como del padre, de modo que una persona puede tener hasta 64 variantes, explicó.
Una persona promedio tiene alrededor de 28 a 32 de estas variantes; casi el 2 por ciento de la población porta más de 34 variantes y el 2 por ciento de la población porta menos de 21, agregó Loos.
Parece que estos genes actúan en el cerebro, señaló Loos. "Esto sugiere que estos genes pueden actuar a través de una mayor ingesta de comida, quizá apetito y recompensa", apuntó. "Pero por encima de todo, el medio ambiente sigue desempeñando un papel clave para desarrollar esa susceptibilidad".
En los últimos 30 años, la epidemia de obesidad se ha disparado, señaló Loos. "Nuestros genes no han cambiado, pero sí nuestro medio ambiente", subrayó.
Sin embargo, Loos agregó que hay varios genes cuyas variantes se relacionan con la obesidad extrema.
En un segundo metaanálisis, Loos y colegas analizaron 32 estudios del genoma completo de genes asociados con la proporción entre cadera y cintura, que es una medida de distribución de la grasa. En estos estudios participaron 77,167 personas.
Los investigadores identificaron 13 genes asociados con la proporción entre cadera y cintura que no se habían identificado antes. Entre estos genes, siete tuvieron un mayor efecto sobre las mujeres que los hombres.
Estos hallazgos demuestran que existen genes específicos según el sexo que regulan la distribución de la grasa. Además, estos genes y los encontrados por el primer estudio no se superponen, lo que sugiere que genes distintos regulan el IMC y la distribución de la grasa.
Las diferencias en cuanto al lugar en que hombres y mujeres almacenan la grasa, los hombres en la cintura y las mujeres en la cadera, son probablemente propulsadas por la genética.
Un experto en obesidad, el Dr. David L. Katz, director del Centro de Investigación Preventiva de la Facultad de medicina de la Universidad de Yale, señaló que "el hecho de que haya genes que se relacionan con las variaciones en la forma y tamaño humano no sorprende más que los genes que se asocian con las variaciones en el color de los ojos, el pelo y el pigmento en la piel".
Aunque encontrar genes asociados con la obesidad es importante para comprender la biología de la obesidad, estos nuevos hallazgos tienen una aplicación limitada en el contexto de la epidemia de obesidad actual, señaló Katz.
"Claro que debemos estudiar nuestros genes y sus asociaciones con nuestras diferentes formas y tamaños", destacó. "Pero no vamos a dejar que esto nos distraiga del hecho de que nuestros genes no han cambiado para explicar la presencia de la epidemia de obesidad actual, como lo han hecho nuestro estilo de vida y medio ambiente".
Más información
Para más información sobre la obesidad, visite la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
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Descubren genes de obesidad
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