Se trata de una tendencia que ya es problema de salud pública en África, ciertos países de Asia y algunas islas del Caribe, como Jamaica. Y que en Estados Unidos apareció en titulares a partir del “sospechoso” cambio del color de la piel de Michael Jackson; de la acusación contra Beyonce de que se aclaró la piel para un aviso de L’Oreal; y de los rumores sobre el blanqueamiento del pelotero dominicano Sammy Sosa.
Pero de un tiempo a esta parte, al parecer esta “moda” ha llegado a las calles del barrio Pico-La Unión, en Los Ángeles, a algunas barriadas hispanas de Chicago, y al centro de Miami. Hispanos que buscan blanquear su piel, por razones que los académicos analizan, sin medir el riesgo para la salud.
Puntos clave
- El uso de cremas no autorizadas puede causar desde graves heridas en la piel hasta falla renal.
- Se cree que circulan en el país unas 1,200 cremas de alto riesgo.
- Autoridades comienzan a recibir denuncias de casos, aunque aún no hay un registro específico.
Muchas de las cremas blanqueadoras poseen tres sustancias que, solas o combinadas, tienen efectos nefastos en el organismo: son el mercurio, la hidroquinona y los hidroxiácidos, explica la Administración de Drogas, Alimentos y Tecnología (FDA, por sus siglas en inglés). Estos componentes bloquean la producción de melanina, un pigmento natural que le da color a la piel, y que las pieles oscuras poseen en mayor cantidad.
Hay cremas autorizadas que contienen algunas de estas sustancias y que, recetadas por un dermatólogo, se usan para tratar casos específicos de oscurecimiento de la piel a causa de, por ejemplo, una lesión o una quemadura. O para tratar la única enfermedad que provoca blanqueamiento de la piel: el vitiligo.
Pero las que están circulando en el mercado negro de medicamentos son una bomba de tiempo para el organismo. Aplicadas en todo el cuerpo y en el rostro en forma diaria pueden causar desde graves quemaduras en la piel hasta falla renal.
De hecho, la FDA prohibió el uso de mercurio para fabricar cremas blanqueadoras en 1990 por su alto grado de toxicidad. Y, en el caso de la hidroquinona, sólo se permite hasta un 2% de ese componente en cremas, desde 2006. La hidroquinona, sin embargo, está prohibida en Japón, Australia y la Unión Europea, por sus riesgos.
Caroly Cooper, socióloga de la University of West Indies en Jamaica, expresó al periódico Jamaica Gleaner, que “el ‘virus blanqueador’ existe porque hay una epidemia de prejuicio basado en el color que la sociedad no logra superar”.
Cooper estudió el fenómeno en Jamaica, en donde, dice, las jovencitas usan cremas blanqueadoras como si fuera botox, una moda para, supuestamente, verse mejor y “tener más suerte en la vida”.
¿Los hispanos de Estados Unidos que están usando estos productos tendrán la misma motivación? Expertos aseguran que leyes que segregan y la discriminación latente están instaurando una suerte de regreso a la "pigmentocracia" de la que hablaba el fisiólogo chileno Alejandro Lipschutz Friedam a principios del siglo XX: la jerarquía social basada en el color de la piel.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) aún no hay cifras específicas que registren este uso, pero sí se sabe que está en alza, a partir de denuncias a autoridades federales de centros comunitarios de salud que informan sobre casos.
Se estima que, en farmacias clandestinas, en puestos callejeros y hasta en botánicas, circularían unos 1,200 productos que jamás pasaron controles ni recibieron autorización de organismos sanitarios.
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