¿Tienes callos? ¿Te molestan y quieres eliminarlos cuanto antes? No te apresures, un reciente estudio encontró que no serían tan malos después de todo.
Investigadores de la Universidad de Harvard analizaron a más de 100 personas y señalaron que los callos que se producen por caminar descalzo ayudarían a proteger el pie sin afectar su sensibilidad o la forma de caminar, a diferencia de lo que ocurre cuando se usan zapatos.
Nuestros ancestros, los Homo sapiens, existen desde hace aproximadamente 300,000 años, mientras que el calzado, como las sandalias, solo desde hace 40,000. Hasta entonces, los callos fueron la forma natural de proteger los pies contra las diferentes superficies de la naturaleza.
La hiperqueratosis, mejor conocida como callos o dureza, surge cuando se somete a la piel a una presión o fricción constante. Esto produce la acumulación de células muertas de la epidermis (capa externa de la piel), generando un exceso de una proteína llamada queratina.
Aunque caminar descalzo aumenta la probabilidad de que aparezcan en la planta de los pies, lo que puede resultar molestos o dolorosos, muchas personas prefieren evitar los zapatos.
Entre ellos se encuentra el autor del nuevo trabajo, el doctor Daniel Lieberman, que junto a su equipo decidió responder algunos interrogantes sobre esta situación, como ¿Los callos reducen la sensación en los pies? ¿Existen diferencias entre las personas que no los tienen o que suelen usar zapatos?
Para ello desarrollaron una hipótesis, donde señalaron que a pesar de que la callosidad sea rígida, transmite estímulos a los receptores sensoriales que se encuentran en las capas más profundas de la piel. Esto puede ayudarnos a elaborar juicios automáticos sobre los terrenos que atravesamos, mantener el equilibrio y movernos con seguridad. Sus hallazgos se publicaron en Nature.
Una cuestión de sensibilidad
Para probar su hipótesis, los especialistas examinaron a 103 participantes, 22 adultos de EE. UU. y 81 de Kenia, de los cuales la mitad usaba zapatos para caminar fuera y la otra mitad caminaba descalza regularmente. Los especialistas evaluaron el grosos de los callos en la planta de los pies, la dureza y rigidez de la piel y los movimientos al caminar.
También estudiaron cómo afectaba a los pies el uso de diferentes tipos de zapatos, como aquellos que no tienen cojines (mocasines o sandalias) o los que tienen suelas acolchadas (zapatos ortopédicos).
Al comparar la sensibilidad del pie, los investigadores encontraron que su hipótesis era correcta: sin importar cuán grueso fuera el callo, no parecía afectar la sensibilidad de los nervios plantares, mientras que el uso de zapatos si lo hacía.
Los expertos advirtieron que desconocen como el uso de zapatos supuestamente más saludables, como los ortopédicos, afecta el esqueleto y la postura. "Aunque muchas personas hoy en día prefieren usar zapatos que estar descalzos, estos inhiben la percepción de los estímulos táctiles desde el suelo, y la amortiguación que ofrecen altera la fuerza de impacto, generando consecuencias poco conocidas".
También explicaron que se necesitan más estudios que evalúen los costos y beneficios potenciales del calzado mínimo con suelas relativamente delgadas, rígidas y sin cojines, como mocasines o sandalias. Estos cumplirían un efecto similar al de los callos, en contraposición a "los zapatos altamente acolchados que solo se han vuelto comunes desde la era industrial".
Cómo eliminar los callos
Si bien los resultados se muestran prometedores, no quiere decir que tener callos sea necesariamente bueno. En muchos casos pueden volverse una dolorosa molestia. Si ese es tu caso, puedes recurrir a las siguientes medidas para tratarlos:
- Cambia de calzado si este te ajusta demasiado.
- Protege las zonas de la piel con parches o algodones para evitar que los callos empeoren o vuelvan a formarse.
- Remoja los callos en agua caliente entre 5 y 10 minutos o hasta que la piel se ablande. Luego, frótalos con piedra pómez previamente mojada. Haz movimientos circulares para retirar la piel, pero sin llegar a un exceso, de lo contrario podría sangrar.
- Consulta a un médico o farmacéutico por lociones o cremas. Generalmente se recomiendan aquellos que contengan compuestos como urea (entre 5% y 40%), ácido glicólico o vaselina salicílica.
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