Hacerse un tatuaje es toda una aventura, ya que recién un tiempo después podemos ver los resultados definitivos. Y no hay nada peor que tener que pasar por las manos – o las máquinas – de un tatuador inexperto. Para hacer sus primeras prácticas ellos le piden “prestadas” algunas pulgadas de piel a amigos o familiares para desplegar sus habilidades. Si el resultado final es bueno quedan todos contentos; si no es así, abundan las caras largas ante la evidencia de un desastre sin retorno.
Para evitar peleas con familiares y amigos por un mal resultado, la revista Tattoo Art lanzó el Skinbook (imagen abajo). Así como los niños usan libro para pintar, los tatuadores tienen ahora uno a su medida elaborado con piel sintética para que den sus primeros pasos en el oficio. Así, en lugar de arruinar brazos o espaldas, pueden tatuar a sus anchas en estas hojas que tienen impresas distintas partes del cuerpo, que simulan las verdaderas donde desplegarán su arte cuando hayan adquirido experiencia.
En el video promocional de la empresa un tatuador profesional recuerda que el arte del tatuaje mantiene lejos a los aficionados. En su caso en particular, practicó durante un tiempo sobre naranjas y otro tipo de frutas y luego se animó a pasar a la piel humana.
Un estudio realizado en Milán, Italia, reveló que los tatuajes se pueden eliminar, pero es mucho más difícil si la persona es fumadora. Si el diseño tiene colores verdes, amarillos o azules se reducen las probabilidades de eliminarlo por completo, lo mismo ocurre si el dibujo mide más de 12 pulgadas (33 cm). Y un tatuaje antiguo o ubicado en piernas o pies también es más complicado de remover.
Para removerlos se utiliza un método con láser llamado Q-switching, que en 10 sesiones quita el 45% del tatuaje, y el 75% en 15 sesiones. El procedimiento toma su tiempo ya que hay que esperar unas 10 semanas entre cada sesión.
Hay un procedimiento más moderno que podría ser de utilidad en el futuro. Es un ungüento diseñado por un estudiante de doctorado de la Universidad de Dalhousie en Canadá. El mismo activa unos anticuerpos de la piel llamados macrófagos, que podrían “comerse” la tinta, desvaneciendo el tatuaje paulatinamente, sin necesidad de inyecciones ni procedimientos complementarios.
Si se compara con la remoción vía láser, donde se ven quemaduras, cicatrices y ampollas, este método es más seguro porque “se limitan los efectos secundarios potenciales para el pequeño número de células circundantes que no contienen el pigmento”, destacó Alec Falkenham, inventor del ungüento, en una publicación difundida por la institución académica.
La crema posee un activo que actúa sobre las células para que remuevan la tinta y desvanezcan paulatinamente el tatuaje. Hasta el momento solo se ha probado en orejas de cerdo tatuadas con resultados prometedores, y no existe fecha de lanzamiento al mercado.
De todos modos, antes de ir a un lugar para quitarte un tatuaje, consulta con tu médico o ponte en contacto con la Asociación de Dermatología de Estados Unidos para que te recomiende un especialista.