De acuerdo con especialistas, la baja presencia o pobre diversidad de bacterias en el intestino es determinante para que una persona sea delgada o gorda. En gran medida, la proporción de bacterias que tiene una persona, tiene efectos directos en la acumulación de grasa y la aparición de enfermedades relacionadas con la obesidad.
Diversos estudio sugieren que la microbiota intestinal desempeña un papel mucho más importante que simplemente descomponer los nutrimentos de nuestra dieta. Es esencial en la salud digestiva, pero también influyen en el sistema inmunitario, el balance energético, el metabolismo y la regulación hormonal, destacó la Dra. Elisa Gómez Reyes, investigadora en Ciencias de la Salud en el Departamento de Gastroenterología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
En el marco del Cuarto Simposio Internacional "Microbiota Intestinal Humana en Salud y Enfermedad", que se realizó en la ciudad de México, la especialista destacó que algunos de los factores causantes del desequilibrio de la flora intestinal (disbiosis intestinal) puede ser: el efecto de ciertos medicamentos (antibióticos), el estrés, así como el exceso de proteínas y azúcares simples en la dieta.
Refirió que una dieta rica en grasa tiende facilitar el crecimiento de bacterias patógenas en el intestino y favorece la inflamación. Mientras que las dietas hiperproteicas, pueden aumentar la producción de sustancias nocivas como el amoníaco, por parte de las bacterias intestinales. A su vez, las dietas bajas en fibra o ricas en azúcares simples, favorecen la disbiosis intestinal al aumentar la actividad de bacterias intestinales patógenas, secretoras de tóxicos.
Con la disbiosis, el organismo produce una menor cantidad de butirato que tiene un papel clave en la regulación del apetito y sirve como neuro modulador de la saciedad. Además, se genera menos de una pequeña molécula de ácido graso llamada propionato, lo que conlleva a la lipogenesis (proceso por el cual los azúcares simples como la glucosa se convierten en ácidos grasos) y favorece el aumento de peso.
Una dieta rica, sana y bien equilibrada (mucha fruta, verdura y cereales integrales) ayuda a mantener la microbiota intestinal en buen estado. La microbiota intestinal contiene 100 billones de microorganismos, incluyendo como mínimo mil especies diferentes de bacterias que comprenden más de tres millones de genes, 150 veces más que en el genoma humano.