Los hallazgos difundidos en el marco de la reunión anual del American College of Neuropsychopharmacology, realizado en Phoenix, Arizona, sugiere que la fructosa aumenta la respuesta de los circuitos de recompensa del cerebro a las señales de los alimentos y produce incrementos más pequeños en las hormonas de la saciedad que la ingesta de glucosa.
Para el estudio, los científicos examinaron las respuestas del cerebro y la motivación para comer cuando voluntarios que participaron en el trabajo vieron imágenes de alimentos (como un pastel de chocolate) después de tomar una bebida que contenía glucosa o fructuosa. Los participantes fueron 24 hombres y mujeres jóvenes de 16 a 25 años de edad que vieron imágenes de comida mientras se les realizaron exploraciones a través de resonancia magnética funcional de sus cerebros y reportaron sobre cuánto quería comer.
La ingesta de alimentos produce la activación del núcleo accumbens, una parte del circuito de recompensa que aumenta el deseo de comer. La activación del núcleo accumbens fue mayor tras consumir la bebida de fructuosa en comparación con la de glucosa, además de que la primera dio lugar a mayores niveles de hambre y motivación para comer en comparación con la bebida de glucosa.
Los resultados sugieren que el cerebro parece responder de manera diferente a la glucosa que a la fructosa. La principal fuente de fructosa en los alimentos procesados en los EE.UU. es el jarabe de maíz alto en fructosa, que también se utiliza para mejorar la apariencia de los productos horneados, ya que produce un pardeamiento más consistente.
Los tipos de azúcar incluyen la fructosa (azúcar que se encuentra en las frutas y algunos alimentos horneados), la glucosa (el azúcar principal de nuestros cuerpos que se encuentra también en alimentos como tortas, galletas y bebidas gaseosas) y la lactosa (el azúcar de la leche y el yogurt).
Más para leer:
- 10 alimentos con azúcar escondida
- Cuánta azúcar pueden comer los niños
- Bebidas azucaradas, la dulzura que mata