Un electricista profesional que nació en Grecia y emigró a Estados Unidos cuando era joven, Elias Konstantopoulos, se dio cuenta a los 43 años de que su visión se deterioraba cuando distraídamente se probó las gafas de un familiar y percibió que veía mejor con ellas que sin ellas.
Inmediatamente consultó con un médico, que descubrió que su visión periférica se estaba deteriorando.
Puntos clave
Fue diagnosticado con retinitis pigmentosa, una enfermedad degenerativa incurable en la que los receptores de luz en la retina, en la parte posterior del globo ocular, gradualmente dejan de funcionar.
La retinitis pigmentosa afecta a cerca de 100.000 personas (una de cada 3.000) en Estados Unidos.
Diez años después ya no podía ver lo suficiente como para seguir trabajando.
Cuando en 2009 su médico le pregunto si quería sumarse a un tratamiento con una tecnología futurista que incluía un dispositivo de electrodos en su ojo y una cámara inalámbrica, Konstantopoulos no lo dudó.
Ahora, cada mañana se pone las gafas, se sujeta el artefacto inalámbrico en su cintura y se para frente a la ventana o en el patio a escuchar el sonido de un coche. Cuando pasa uno, dice que puede ver pasar un bloque de luz.
También puede distinguir objetos luminosos de colores contra fondos negros, y que puede orientarse solo en una habitación al distinguir una ventana abierta o una puerta que deja entrar la luz.
El dispositivo, conocido como Argus II, está fabricado por la empresa californiana Second Sight. Fue recientemente aprobado en Europa, y en Estados Unidos es motivo de esperanza para pacientes como Konstantopoulos.
"Sin este sistema, no puedo ver nada; con este sistema, existe alguna forma de esperanza", dijo.
El artefacto es parte de un cada vez más amplio campo de conocimiento conocido como neuromodulación, que ayuda a la personas a recuperar capacidades perdidas como la vista, el oído o el movimiento por estimulación del cerebro, la espina dorsal o los nervios.