El Dr. Emil Chynn, cirujano y director médico en Park Avenue Lasek en Manhattan, se ha dedicado a realizar tatuajes en los ojos de los pacientes que han perdido su aspecto natural a causa de una lesión ocular, esto con el fin de levantar su autoestima y generar mayor seguridad.
Y es que, cuando un ojo sufre una lesión grave o pierde por completo la visión, el color de la pupila e iris tienden a aclararse, lo cual acaba con la seguridad de una persona al no poder ver y al lucir completamente diferente.
Como parte de un trabajo sumamente delicado, Chynn emplea equipo especial como agujas extra finas y una máquina compacta Swashdrive con ajustes para dicho procedimiento. Además, busca el color de tinta más parecido al ojo sano del paciente con el fin de hacerlo coincidir con la mirada de un ojo normal.
A diferencia de un tatuaje convencional, la velocidad en que trabaja la inyección de tinta sobre la aguja es mucho menor y está manipulada de forma que no se perfore la córnea, la capa exterior del globo ocular que mide casi la mitad de un milímetro de espesor.
Antes del procedimiento, el especialista se encarga de adormecer el ojo del paciente para después aplicar un antibiótico. Posteriormente el tatuaje se realiza en la capa superficial del ojo. Una vez finalizado, se coloca una lente de contacto que ayudará a la sanación.
El costo por un tatuaje de este tipo asciende a unos $2,300, y debido al alto índice de pacientes con lesiones oculares en el país, Chynn estima que hay un gran mercado para dicho procedimiento.
“La audiencia potencial es enorme porque hay muchas personas con lesiones oculares que pueden beneficiarse cosméticamente de un tatuaje para hacerlos más seguros emocionalmente y ser capaz de mirar a la gente a los ojos”, comentó.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), más de un millón de estadounidenses son legalmente ciegos, mientras que 12 millones son discapacitados visuales.
Debido al aumento en este tipo de prácticas, Chynn recomienda acudir con cirujanos, ya que hay tatuadores que ignoran los cuidados especiales a los que se deben someter.