La pérdida de peso puede ser a veces una tarea difícil e incluso, una vez lograda, es posible que las libras vuelvan a aparecer. En busca por mejorar esas probabilidades, un reciente estudio piloto señaló que congelar el nervio vago o nervio neumogástrico puede reducir significativamente el apetito y resultar en una pérdida sustancial de peso a los 90 días.
"Queríamos abordar el fenómeno del desgaste de la dieta, ya que es sabido que el 95% de los pacientes que intentan perder peso por si mismos terminan abandonando", dijo el doctor David Prologo de la Escuela de Medicina de la Universidad Emory durante la reunión anual de la Sociedad de Radiología Internacional (SIR) en Los Ángeles, California.
El nervio vago del tronco posterior, también conocido como "nervio del hambre", es una rama del nervio vago más grande que ayuda a controlar los procesos complejos en el tubo digestivo, como indicar a los músculos del estómago que se contraigan y empujen los alimentos dentro del intestino delgado.
Cortar la señal de hambre
Los investigadores probaron un procedimiento quirúrgico menor en los participantes del estudio para congelar el nervio vago durante unos minutos.
El experimento fue realizado con sólo 10 persona que tenían sobrepeso, entre los 27 a 66 años, con índices de masa corporal (IMC) que iban desde "moderadamente" a "severamente" obesos. Ocho de los 10 participantes eran mujeres.
Los médicos sedaron a los pacientes e insertaron una aguja en sus espaldas; con un escáner de guía, dirigieron la aguja hacia nervio vago del tronco posterior. La aguja se llenó con un gas que congeló la aguja y el nervio circundante, un proceso que declina la parte del nervio conectada al cerebro y detiene la señalización entre los dos. El procedimiento completo dura unos 30 minutos y no causa dolor, dijo Prologo. El mismo tipo de tratamiento se ha utilizado en diferentes nervios para tratar el dolor crónico.
"Además de cortar la señal de hambre desde el estómago vacío al cerebro, congelar este nervio de hambre también ralentiza el tránsito de alimentos a través del estómago para que los pacientes que se han sometido a este procedimiento se llenen más rápido y tengan menos hambre", explicó Prologo.
En los 90 días siguientes al procedimiento, todos los participantes del ensayo reportaron una disminución del apetito y algo de pérdida de peso. El 53% de las personas reportó “menos apetito", el 30% reportó "mucho menos apetito" y el 17% de las personas informaron "algo menos de apetito". Al comer menos, las personas pudieron continuar bajando de peso. En general, las personas perdieron un promedio de 3.6% de su peso corporal inicial y tuvieron una disminución de casi 14% en el IMC excesivo. No se informaron efectos secundarios adversos.
Prologo dijo este procedimiento puede ser útil para las personas con sobrepeso significativo o con obesidad leve o moderada, pero que están cansadas de fallar repetidamente en las dietas y que luchan con la restricción de calorías.
El nervio se vuelve a regenerar
El procedimiento no es permanente y el nervio volverá a crecer completamente después de ocho a 12 meses, explicó Prologo. Agregó, además, que no existe el riesgo de que las señales de hambre de las personas no se recuperen.
Esta prueba inicial se considera un estudio piloto y sólo evaluó la seguridad y la viabilidad de la técnica. Prologo destacó que se necesita un estudio mayor con muchas más personas para comprender mejor si el procedimiento funciona de manera duradera.