Muchos recordarán que 1986 fue el año en el que todo el mundo hablaba del Mal de la Vaca Loca. Es que casi de repente se conoció esta enfermedad que, en su forma animal, devasta al ganado vacuno y, al pasar a los humanos, causa un trastorno neurológico progresivo y fatal.
El Mal de la Vaca Loca surgió en el Reino Unido, en donde se registraron 177 de los 226 casos totales a nivel mundial, durante aquel año fatídico. El resto se repartieron en otros 11 países. Así como explotó, la enfermedad fue rápidamente controlada —la drástica medida fue sacrificar a miles de reses—, y ya ningún medio la volvió a mencionar.
Pero ahora, ese nombre loco de una enfermedad que enloquece vuelve a ser titular, y casi a la vuelta de la esquina. Un hombre murió en Texas el 6 de junio, y la empresa Fruitland American Meat con sede en Jackson, Missouri, retiró del mercado 4,000 libras de rib-eye (los bifes que se cortan de la zona cercana al costillar de la vaca) por creerse que podía contener "materiales vinculados al Mal de la Vaca Loca".
Esta carne que se comercializa a través de la cadena Whole Foods se distribuyó en Connecticut, Nueva York y Kansas. Si bien inspectores de Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés) no encontraron en muestras del cerebro y la espina dorsal de animales el prión (un tipo de proteína) que causa el mal, informaron en un comunicado de prensa que "cualquier acción, aunque sea excesivamente precavida, es necesaria para eventualmente frenar este mal".
El Mal de la Vaca Loca, cuyo nombre científico es Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) es un trastorno neurológico progresivo y fatal explican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Ocurre cuando la persona consume carne contaminada, de una vaca que sufrió la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), la versión de la enfermedad en el mundo vacuno.
Los científicos llamaron prión a la proteína anormal que genera el mal en las vacas porque nunca antes habían visto una sustancia de esas características. El ser humano puede contraer la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob al consumir partes del animal afectado con EEB.
Al entrar en el sistema nervioso humano, el prión provoca un rápido degeneramiento del sistema nervioso, mareos, demencia y un deterioro progresivo que en no más de 14 meses, causa la muerte de la persona.
En los animales, el mal causa cambios de comportamiento, problemas de coordinación, pérdida de peso y disminución de la producción de leche. El período de incubación hasta la aparición de los signos clínicos, varía entre los 3 y 6 años.
La principal fuente de infección es consumir carne y huesos que contengan proteínas procedentes de ganado afectado, enfatiza el USDA.
Por ahora, los oficiales de salud consideran la muerte del hombre de Texas como un "caso aislado" y aseguran que no existe una amenaza para la salud pública, aunque están realizando más análisis que de costumbre, para detectar cualquier prión asesino.
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