No ha comido nada en años por rara afección

Ella tiene que recibir los nutrientes que su cuerpo necesita a través de un tubo que va directamente al torrente sanguíneo y ha olvidado el sabor de los alimentos.

Nicola de Harwood, Bolton, Greater Manchester en Reino Unido, fue diagnosticada cuando tenía 18 años con gastroparesia, luego de un proceso gripal que le había provocado náuseas y la hacía vomitar hasta 50 veces al día, según la información publicada por el diario británico Daily Mail.

No ha comido nada en años por rara afección
| Foto: SHUTTERSTOCK

La gastroparesia, que literalmente quiere decir “parálisis del estómago”, es un trastorno digestivo en el cual el estómago no puede contraerse normalmente; y por lo tanto, no es capaz de triturar los alimentos ni propulsarlos hacia el intestino delgado en forma adecuada, de acuerdo con el Colegio Americano de Gastroenterología (ACG, por sus siglas en inglés).

Actualmente no existe un tratamiento para curar la gastroparesia y cuando una persona tiene gastroparesia grave es posible que necesite una sonda de alimentación. Esta sonda se introduce a través de la piel para llegar al intestino delgado, o bien, por la nariz o por la boca para llegar a los intestinos. La sonda permite que los nutrientes lleguen al torrente sanguíneo en forma directa.

Nicola se alimenta mediante algo que se conoce como nutrición parenteral total (NPT), una bolsa de tres litros de nutrientes especialmente hecha para el suministro de carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y oligoelementos que recibe dos días a la semana y bolsa de glucosa que se le suministrar los otros cinco días a la semana. Ambas soluciones nutricionales deben estar en refrigeración, entre dos y ocho grados.

"Es difícil, si quiero ir a ninguna parte porque tengo que tener todos mis bolsas hechas de antemano y tiene que ser almacenado entre dos y ocho grados, así que necesito asegurarme que donde quiera que voy, haya un refrigerador para almacernarlas", comentó al Daily Mail.

Desde que fue diagnosticada, Nicola ha pasado varias semanas en el hospital y ha tenido que luchar contra diversas infecciones. Uno de los efectos secundarios de ser alimentada a través del tubo que más difícil le resulto aceptar es que su cabello perdió fuerza y se cayó.

Pese a lo crónico de su enfermedad, Nicola logró dos embarazos y tiene un hijo de 3 años de edad, William y a Felicity de 11 meses. Ambos niños nacieron saludables pese a que su madre no podía alimentarse de una forma normal. “Yo los llamo mis dos bebés del milagro”, sostuvo.

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