Bajo el Compassionate Care Act, el gobernador Andrew Cuomo firmó en noviembre del 2015 la ley que está entrando ahora en vigencia y que promete un debate fuerte.
Críticos aseguran que es una de las leyes más restrictivas del país y que el acceso a los tratamientos con aceite de cannabis serán muy complicados y dejarán fuera a muchos pacientes que los necesitan para aliviar el dolor físico y mental.
"Desafortunadamente parece ser que la prioridad fue hacerla lo más inaccesible posible", expresó en un comunicado Karen O'Keefe, directora de políticas estatales del Marijuana Policy Project, un grupo de defensa de los consumidores con sede en Nueva York.
Como ejemplo, mencionan el Sindrome de Estrés Post Traumático, una condición que afecta en gran medida a soldados que estuvieron en combate y que no está incluida en el listado de condiciones que podrán tratarse con aceite de marihuana. Sin embargo, los grupos de presión dicen que este listado puede cambiar.
Al parecer, el estado —que alberga a 20 millones de residentes— sólo tendrá 20 dispensarios, por lo cual, según O'Keefe, muchas familias tendrán que viajar largas distancias para las citas con médicos habilitados para recetar marihuana medicinal y para comprarla.
Para comparar, California, en donde la marihuana medicinal es legal desde 1996, tiene cientos de dispensarios y permite a los médicos discernir quién la necesita y quién no.
En Nueva York sólo un grupo de doctores que recibieron entrenamiento podrán prescribir esta droga, y en la mayoría de los casos no son los médicos de cabecera de los pacientes.
Tampoco hay un listado de precios de acuerdo al nivel de ingresos del paciente, aunque las compañías que la venderán aseguran que el altruismo es una de sus motivaciones principales.